jueves, 27 de febrero de 2014

GUAGUANCO!!!

El guaguancó es un ritmo que se originó en Cuba, más precisamente en La Habana, coincidiendo con la abolición de la esclavitud en la isla en 1886. El guaguancó es una de las formas de la rumba y contiene una fusión de varios rituales profanos afro-cubanos . Las otras dos variedades importantes de la rumba son el Yambú y la Columbia.


El Yambú es, junto con la Columbia y el Guaguancó, una de las formas de la rumba cubana.
La Columbia es, junto con el Yambú y el guaguancó, una de las formas en que se ejecuta la rumba cubana.
El guaguancó, por lo general con textos anónimos, es interpretado con tres tumbadoras y por un tipo de caja de madera percutida con palillos. A los percusionistas se les agrega un coro que responde a un solista. Los bailadores presentan una coreografía en la que el hombre persigue a la mujer con movimientos sumamente eróticos. Ella, aunque en un primer momento lo rechaza, al final lo consiente. Este acto, que representa la "conquista" del hombre a la mujer, recibe el nombre del vacunao.

Las composiciones más antiguas, denominadas "guaguancó del tiempo de España", se corresponden con el fin de era colonial española en Cuba.

El guaguancó es fruto de un sincretismo de influencias africanas y españolas. Esta última presencia se nota sobre todo por el empleo de textos basados en décimas. A decir de Mongo Santamaría, célebre "rumbero", el guaguancó surgió cuando los afro-cubanos intentaron cantar flamenco.

lunes, 24 de febrero de 2014

EL SEÑOR SALSA!!!


Louie Ramírez “Señor Salsa”, “El Quincy Jones de la Salsa” (Nace el 24 Febrero de 1938 en Nueva York, USA). Virtuoso Percusionista, Vibrafonista, Compositor, Arreglista y Director musical de “Fania All Stars” y su propia orquesta. Creador del fenómeno de Salsa Erótica “Noche Caliente”.



Ramírez nació el 24 de febrero de 1938 en la ciudad de Nueva York . Hizo su debut profesional con Joe Loco banda 's en 1956, en sustitución de vibrafonista Pete Terrace. Ramírez hizo su propio debut como director de orquesta en 1963, con la Presentación de Louie Ramirez (RMO Records). Posteriormente grabó para Alegre , Fania , Atco , United Artists Records , Caimán, FNA y RMM Records & Video .


Se asoció con Charlie Palmieri y Joe Cuba 1965-1968. Con Tito Rodríguez lanzó el LP Tito Rodríguez y Louie Ramírez En Algo Nuevo en 1972. Se convirtió en un productor personal de Fania en 1975. Él apareció como acompañante o asistente de producción en muchas grabaciones de otros artistas, como Willie Colón , en la década de 1970.


El 7 de junio de 1993, durante la conducción a lo largo de Junction Boulevard en Queens, Nueva York , Ramírez sufrió un fatal ataque al corazón, a la edad de 55. Él estaba grabando su tercer álbum con el cantante Ray De La Paz. Se titulaba Preparate Bailador.

Louie Ramírez, sobre quien no exageramos al definirlo de la siguiente manera: extraordinario músico, arreglista, compositor, director, productor, pianista, vibrafonista y percusionista; talentoso músico al que poco le importó la fama y que fue el creador de la salsa moderna, “cerebro oculto” de grandes éxitos de Fania All Stars y de una gran cantidad de músicos y cantantes de los años sesenta y setenta del siglo XX.

El piano de Noro Morales y el músico de jazz Lionel Hampton se convirtieron en la fuente de inspiración de Louie, y lograron que se dedicara por completo a la música latina.

Aunque estudió música clásica, en el año de 1953 Louie ya tocaba con el pianista Gil Suárez y Johnny Pacheco. Su carrera como músico profesional comenzó en 1956 tocando el vibráfono, y su primer trabajo importante fue como vibrafonista con el quinteto de su tío José Estévez, conocido en el mundo musical de New York como “Joe Loco”, de quien aprendió las bases musicales del Mambo y el Jazz Latino que le permitieron crear sus importantes arreglos en los años sesenta y posteriormente en el auge de la salsa en Nueva York.

También asistió a clases de timbal con el gran Willie Bobo, y organizó un grupo de Afro-Cuban Jazz, grabando en 1960 su primer álbum, "Jazz Espagnole", con el percusionista Sabú Martínez para el sello Alegre Records. Su primer arreglo fue el tema “El Güiro de Macorina”, para la Charanga del maestro Johnny Pacheco el mismo año. Este tema lo daría a conocer como gran arreglista, y a partir de ese momento, Louie Ramirez se convirtió en el arreglista y compositor más buscado por los grandes músicos y orquestas del movimiento latino en la capital del mundo y durante mas de dos décadas.

El primer gran éxito musical de Louie con su propia orquesta se tituló “El Títere”, tema que grabó en tres oportunidades: la primera versión en el álbum Louie Ramirez His Conjunto Chango, Vives Galore para Alegre Records, en 1966; luego grabó otra versión en el álbum Alí Babá para Fania Records, en 1971; y finalmente una tercera versión fue incluida en el disco "A Tribute To Cal Tjader" para el sello Caimán Records, en 1986.

Se estima que los arreglos musicales de el más progresivo y destacado músico de los años dorados de la Salsa, Louie Ramírez, superan los 10.000. Su producción con Fania y otras empresas pasan de los 500 arreglos, y como músico participó en una numerosa cantidad de ocasiones ejecutando el timbal, el piano, el vibráfono, el oboe, el arpa, el sintetizador y la percusión menor. Además de ser compositor y corista, también estuvo en la capacidad de ser líder de su propia orquesta.

Hizo parte de los grandes sellos musicales de nuestra música, como Alegre Records, W S Latino, Cotique Records y Fania Records, entre otros; grabó con los grandes exponentes de nuestra “máxima expresión del barrio latino”, entre que se cuentan Cesta All Stars, Alegre All Stars, Johnny Pacheco, Charlie Palmieri, Ray Barreto, Tito Puente, Tito Rodríguez, Fania All Stars, Ismael Rivera, Celia Cruz y Eddie Palmieri. Entre sus muchos arreglos musicales se destacan temas como: “Canta”, de Cheo Feliciano, “Juan Pachanga” y “Paula C” de Rubén Blades, “El Caminante”, “Sin tu Cariño” e “Isadora”.

Este maestro musical fue el pionero de lo que los medios denominaron en los ochentas la “salsa romántica” o “salsa balada”. Algunos la subestiman, identificándola de manera satírica como “salsa monga”, “salsa rosa”, “salsa de motel” o “salsa porno”.

En esta página, además de una cronología musical de nuestro salsero, registramos la discografía como director de su propia orquesta (se incluyen dos álbumes con Pete Bonet y un trabajo con Tito Rodríguez) y una segunda discografía de nuestro gran Louie Ramírez, como un inicio hacia la gran cantidad de trabajos musicales en los cuales grabó, participando como arreglista, compositor e instrumentista de una gran cantidad de orquestas de Latin Jazz, Salsa Clásica en su época dorada e incluso en la salsa romántica, de la cual fue su gestor.

Como vemos, la obra musical de Louie Ramírez es invaluable. En los arreglos se le puede equiparar con la pluma del gran compositor Boricua Tite Curet Alonso, por lo que ambos son dos pilares fundamentales de la música latina.
En nuestra página queremos destacar, resaltar y rescatar el legado musical de nuestro gran Louie Ramírez, quien nos dejó a temprana edad, dado el potencial y la sabiduría musical que poseía.
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Este maestro musical fue el pionero de lo que los medios denominaron en los ochentas la “salsa romántica” o “salsa balada”. Algunos la subestiman, identificándola de manera satírica como “salsa monga”, “salsa rosa”, “salsa de motel” o “salsa porno”

En esta página, además de una cronología musical de nuestro salsero, registramos la discografía como director de su propia orquesta (se incluyen dos álbumes con Pete Bonet y un trabajo con Tito Rodríguez) y una segunda discografía de nuestro gran Louie Ramírez, como un inicio hacia la gran cantidad de trabajos musicales en los cuales grabó, participando como arreglista, compositor e instrumentista de una gran cantidad de orquestas de Latin Jazz, Salsa Clásica en su época dorada e incluso en la salsa romántica, de la cual fue su gestor.

Como vemos, la obra musical de Louie Ramírez es invaluable. En los arreglos se le puede equiparar con la pluma del gran compositor Boricua Tite Curet Alonso, por lo que ambos son dos pilares fundamentales de la música latina. 
En nuestra página queremos destacar, resaltar y rescatar el legado musical de nuestro gran Louie Ramírez, quien nos dejó a temprana edad, dado el potencial y la sabiduría musical que poseía. 

viernes, 21 de febrero de 2014

“Santitos Colón”

santos colon   
 
Ángel Santos Colón Vegas “Santitos Colón” (Sabana Grande, Puerto Rico, 1 noviembre 1922 - Muere el 21 de Febrero de 1998 en Carolina, Puerto Rico) (76 años). Gran Sonero que se inicia con la “Orquesta de Frank Madera”, “Orquesta de William Manzano”, “Orquesta de Miguelito Miranda”, “Orquesta Tropicana”, “Orquesta de Jorge López” para luego revitalizar su carrera al lado de “La Orquesta de Tito Puente” y “La Fania All Stars”.



Poseedor de una de las voces más raras, melodiosas y refinadas que haya conocido el cancionero antillano en cualquier época, Santitos Colón aseguró desde las postrimerías de la década de 1950 su sitial entre los mejores boleristas puertorriqueños de todos los tiempos. Pero, igualmente, también descolló en el difícil terreno de la música afrocubana, proyectándose como verdadero maestro a la hora de vocalizar un mambo, una rumba o un son. Claro: este cantante fuera de serie pertenecía a aquella estirpe – hoy extinguida – de intérpretes que se forjaron como “crooners” de orquestas de baile que debían conocer al dedillo todos los ritmos, sin identificarse con alguno en particular.

Santitos Colón era hijo de Francisco Vega y Felícita Colón. Apenas contaba un mes de nacido cuando sus padres dejaron su natal Sabana Grande para radicarse definitivamente en Mayagüez. En la llamada Sultana del Oeste vivió su infancia y su temprana juventud, por lo que siempre se identificó como mayagüezano.

Artista intuitivo. A la edad de 12 años (1935) ya participaba en funciones estudiantiles formando con Lester Cole – hermano de Roberto y Benjamín – el Dúo Juvenil que, a veces, se identificó también como el Dúo Azul. Poco después hizo sus pinitos a nivel profesional con la orquesta del saxofonista Frank Madera. Con esta organización, al principio, actuaba sólo en actividades diurnas y en programas de la entonces recién establecida emisora WPRA, pues debido a su condición de niño no se le permitía trabajar en los bailes. Durante el período 1939-1944 sí figuró en su nómina regular. Irónicamente, a pesar de su gran talento y el tiempo que llevaba colaborando con aquella banda, no tuvo oportunidad de participar en sus grabaciones, contrario a otros vocalistas que se le unieron después y que eran más limitados como intérpretes.

Vale la pena recordar el dato de que, durante los comienzos de su pasantía por la referida orquesta, ocasionalmente se unía a Efraín «Mon» Rivera (su compañero en la banda) y Germán Vélez Forestier, quienes integraban el Dúo Los Huastecos. Obviamente, con él, la pareja daba paso al trío. Con ellos se presentó varias veces en audiciones de WPRA y en algunos teatros de la región Oeste cantando rancheras, corridos y huapangos, ataviados con los mexicanísimos trajes y sombreros de charro. Años más tarde, Vélez Forestier (1924-1998) sería padre del famoso cantautor pop Wilkins y de la periodista de televisión Bruni Vélez.

Culminado aquel ciclo, se unió a la del pianista William Manzano, con la que fue a trabajar a San Juan. Al cabo de algunos meses – aquel mismo año – pasó a formar parte de la orquesta dirigida por el trompetista Miguelito Miranda. Su vínculo a esta organización abarcó un lustro (1944-1949), durante el cual tuvo ocasión de grabar por primera vez (Verne, 1948). Uno de los boleros que, entonces, llevó al disco, “Dímelo”, original del maestro Miranda, se convirtió en jitazo. Seguidamente coincidió durante poco menos de un año (1949-1950) con Gilberto Monroig en la Orquesta Tropicana, dirigida por el pianista Rafael Elvira. Luego, en pos de mejores horizontes para su carrera, decidió buscar fortuna en Nueva York.
  
Recién llegado a la plaza neoyorquina, Santitos Colón encontró cabida en la orquesta del virtuoso trompetista boricua Jorge López, permaneciendo en sus filas durante casi dos años (1950-1952). Posteriormente, figuró en la del saxofonista español Tony Novo (1952-1953) y en la del pianista cubano José Curbelo. Luego, recomendado por Mongo Santamaría y Willie Bobo, emprendió la que sería más fructífera y significativa pasantía por una orquesta en su carrera: la dirigida por el gran Tito Puente «El Rey del Timbal». Curiosamente, su ingreso a este bandón fue para llenar la vacante dejada por Gilberto Monroig, quien fuera su compañero en la Orquesta Tropicana, la última con que ambos trabajaron en Puerto Rico. Y su debut estuvo bendecido: a fines de aquel mismo año participó en la grabación del LP “Dance Mania” (RCA Victor, LP-1692), que habría de ser el más exitoso en toda la discografía de Puente. Una de las selecciones que incluyó, el bolero “Siempre junto a ti”, del cubano Pepé Delgado, se eternizó en el repertorio de Santitos. Aun durante su posterior etapa como solista el público se la exigía.

A lo largo de los 12 años (1957-1969) que duró su etapa como vocalista de la banda de Tito Puente, tuvo ocasión de participar de giras por Asia, África, Europa, Latinoamérica y Estados Unidos e intervino en una veintena de álbumes, en los cuales no sólo brilla como bolerista de primerísima categoría, sino también como diestro conocedor del son y de la gama rumbera. Ejemplos: los sones “A gozar timbero” (1960); “Llora timbero” (1964) y “Como está Miguel” (1965); los mambos “Mambo gozón” (1957); “Baila como es” y “Cuá-cuá” (1960) y “Babarabatiri” (1963); el cha-cha-chá “Sepárala también” (1960); las guarachas “El plato roto” (1964); “Gozando” y “La negra Leonor” (1967), etc.

En 1969, la compañía Fania lo lanzó como figura solista, aunque su vínculo profesional con Tito Puente no terminó. De hecho, jamás se disolvería. Porque «El Rey del Timbal» no sólo orquestó y dirigió la producción de su álbum-debut, “A Portrait of Santos Colón” (LP-359), sino que también tuvo a su cargo varias otras. Además, a Santitos correspondió de igual manera interviniendo en algunas de su antiguo patrono y amigo en calidad de artista invitado. Por otro lado, ambos volvieron a compartir escenarios en múltiples ocasiones. La última, en el concierto “Tito Puente: 50 años de historia musical”, presentado en el Anfiteatro que hoy lleva el nombre de este irrepetible percusionista, arreglista y director, el 14 de diciembre de 1997. Por otro lado, se recuerda que Santitos jamás dejó de referirse a él, aunque de manera afectiva, como «El Jefe». En total, la discografía de nuestro biografiado bajo el amparo de Fania Records alcanzó los 15 álbumes como solista, amén de los varios en que participó integrando el colectivo Fania All Stars.


Con motivo de sus 56 años en el arte musical, fue objeto de un lucido homenaje en el Centro de Convenciones del Condado, la noche del viernes 13 de septiembre de 1991. A dicho acto, organizado por el empresario Aurelio Rivera y titulado “Cumbre de gigantes”, se unieron, entre muchos artistas más: Tito Puente – ¡infaltable! –, Ruth Fernández, Andy Vázquez & The Mambo Aces, Andy Montañez, Cheo Feliciano, Willie Rosario, Ismael Miranda, Paquito Guzmán, Chucho Avellanet, Tony Vega, Mary Pacheco, Trío Los Condes, Trío Voces de Puerto Rico, Carmín Vega, Joey Hernández y Mandy Vizoso, quien dirigió la orquesta acompañante. Un año después, el sábado 26 de septiembre de 1992, recibió otro homenaje en el Arecibo Country Club, como parte del espectáculo “Noche de nostalgia”, que contó con las actuaciones de Raúl Balseiro, Valdo Díaz & Trío Allegro, José Juan Tañón y la Orquesta Concepto Latino.

En horas de la madrugada del viernes 20 de febrero de 1998, este ilustre artista boricua acudió al estudio de grabación Mas Audio Productions para aportar su voz a dos boleros en que formaría dueto con la también consagrada intérprete Carmen Delia Dipiní. Pero, momentos antes de disponerse a realizar dicha tarea, sintió un fuerte dolor estomacal que le pidió cantar. Sin embargo, en lugar de acudir a un médico, prefirió regresar a su hogar en la urbanización Laguna Gardens, en Carolina, donde el dolor se le agudizó. Durante la mañana del día siguiente (sábado 21), sufrió un derrame cerebral, por lo que fue trasladado al Hospital Regional de Carolina. Poco después de su llegada cayó en profundo estado de coma. Murió a las 7:10 de la noche.

Trascendió que, allí, los médicos descubrieron que padecía de cáncer prostático y que tal condición se encontraba en estado muy avanzado. Santitos jamás se quejó ni recibió tratamiento para combatir ese mal. Quizás, porque nunca se enteró que estaba enfermo. Cinco días antes, jueves 5 de febrero, había grabado su participación en el programa “Voces en función”, que el cantautor Lou Briel animaba y producía en WIPR / Canal 6 y que fue transmitido una semana después de su muerte. Al otro día, martes 17, realizó su última actuación, que fue en “El show de Raymond Arrieta”, en WAPA TV / Canal 4. Un detalle muy significativo acontecido durante esa postrera presentación pudo ser un aviso de su inminente final: mientras interpretaba uno de sus éxitos consagratorios, “Horas y minutos” – bolero de José Antonio «Pepé» Quirós que vocalizó centenares de veces a lo largo de 30 años –, olvidó su letra por unos instantes. Aunque su veteranía le permitió superar dicha situación sin mayor dificultad, era la primera vez, en más de seis décadas de trayectoria artística, que ello le sucedía.

Tras ser velado en la sede del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP), sus restos fueron incinerados, a pesar de que las autoridades municipales de Mayagüez expresaron el deseo de que sus restos reposaran en esa ciudad, que siempre lo reconoció como uno de sus hijos más prominentes y admirados. Había contraído matrimonio con la dama Judith Morales en 1989, pocos años después de haber enviudado. Le sobreviven cinco hijos, frutos de su primer enlace. ¦





Discografía selecta personal:

• “A Portrait of Santos Colón” (Fania, LP-359), 1969. Productores musicales: Tito
Puente y Richard Marín. Generó tres éxitos: “La iglesia y tú” (de Rudy Calzado);
“Loco por ti” (de J. Fuller) y “Ojos malvados” (de Cristina Saladrigas).
• “Santitos” (Fania, SLP-387), 1970. Éxitos: “Mi llanto y la lluvia” (de Pepito
Quirós); “Niña” (de Johnny Nieto) y “Sacrificio” (de Chucho Monge
• “Love Story” (Fania, SLP-00405), 1971. Contiene los jitazos “Amantes” (de Tite
Curet Alonso) y “Qué difícil es” (de Francis Lai & Curet Alonso).
• “Imágenes / Éxitos de Santos Colón” (Fania, SLP-1213), 1971.
• “Fiel” (Fania, SLP-00430), 1972. El bolero que le sirve de título, original de Curet
Alonso, constityó el éxito de esta producción.
• “Brindis de Navidad” (SLP-432), 1972.
• “Long Live the King” (Cotique, CS-1072), 1973. Compartiendo crédito con el
panameño Meñique.
• “Santitos y su pueblo” (Cotique, CS-1089), 1974.
• “Con mucho cariño” (XSLP-00474), 1975. Productor musical: Jorge Calandrelli.
• “Bonita” (Fania, JM-00514), 1977.
• “Con placer” (JM-00517), 1979. Contiene los éxitos “Cuando te fuiste de mí” (de
Bobby Manríquez); “Jugando conmigo” (de Concha Valdés Miranda) y “Vete en
silencio” (de Ramón Rivas).
• “Mis grandes éxitos en el bolero de amor”( Disco Hit, DHCD-8924), 1994.
• “Bolero de amor / Parte 2" (Disco Hit, DHCD-8062), 1995. Luego de su deceso,
esta etiqueta lanzó las recopilaciones “Un santo para la historia” (DHCD-8143) en
1998) y “Siempre Santitos” (DHCD-0110), en 1999.


Colaboraciones discográficas:

• José Curbelo & Orquesta: “Wine, Woman & Cha-Cha-Chá” (Fiesta, 1954).
Interpreta las selecciones “Que se fuñan” y “Telaraña”.
• Fania All Stars: “Live at Red Garter” (1968); “Live at the Cheetah” (Vols. 1 y 2)
y “Our Latin Thing” (1971); “Live in Africa” (1974); “Fania All Stars at Yankee
Stadium” (1975); “Tribute to Tito Rodríguez” (1976) y “Latin Connection”
(1981).
• Payo Alicea & Sexteto La Playa: “Vaya Means Go!” (Mardi Grass, 1968).
• Nuevamente con Tito Puente (Tico Records): “Pa’lante” (1971); “No hay mejor /
There is no Better” (1971) “Homenaje a Benny”, vocalizando el bolero “Dolor y
perdón”, de Benny Moré” (1978) y “Homenaje a Benny, Vol. 2", interpretando
“Como el arrullo de palmas”, de Ernesto Lecuona (1979). También “The Mambo
King / 100th LP”, formando dueto con Danny Rivera en los boleros “Mírame más”
(de Julio Gutiérrez) y “¡Ay, cariño!” (de Federico Baena), así como soneando en
la descarga colectiva “El número cien” (RMM, 1991).
• Wilkins: “No se puede morir por dentro” (Velvet, 1977). Forma dueto con él en el
popurrí “Recordando el pasado”, que enlaza los boleros “Prisionero del mar”,
“Nocturnal” y “Si me pudieras querer”.
• Artistada Puertorriqueña: “Somos el prójimo” (1986).
• Miguelito Miranda & Orquesta: “50 años en la música” (CR, 1987). Comparte las
vocalizaciones con Panchito Minguela.
• Joey Hernández: “¡Compárame!” (PMA, 1989). Forma dueto con él en “Yo no
vuelvo a querer”, bolero de Mario Fernández Porta.

jueves, 20 de febrero de 2014

ORLANDO MARIN

Yo nací en el condado del Bronx de la ciudad de Nueva York, en el año 1935, cerca de las calles Jackson Ave, Longwood Ave y Prospect Ave, y es el barrio más importante para la música de la que hoy se le denomina salsa —para ese tiempo le llamaban música hispana o latina.  De ese barrio han salido más músicos que en cualquier otro barrio del mundo, incluyendo Cuba.
 Desde pequeño yo cantaba y bailaba —como decimos los hispanos: “ese chiquillo tiene la música por dentro”—pero yo nunca pensé ser director de orquesta ni dirigir nada, ya que a mí se me olvidó el canto. En efecto,  cuando yo era pequeño, mi mamá me apoyaba para que cantara, y ya a mis nueve años de edad, ella me matriculó en una escuela de Manhattan, donde  estudié canto por cerca de 8 meses.  Luego nos mudamos del sector, y al poco tiempo, cuando ya había cumplido mis 10 años de edad, mi mamá muere. Quedé huérfano, por lo tanto yo me olvido de cantar, de bailar, de la música, en fin, de todo.  Pero tenía otra alternativa: también estaba estudiando para artista comercial o un  «comic book» (ilustrador de tirillas cómicas)
                                                                              Orlando Marín


Orlando Marín “El Último Rey del Mambo” (Nació el 20 de Febrero de 1935 en el Bronx, USA). Legendario Percusionista, Arreglista y Director musical que se inicia con “La Perfecta” de Palmieri y quien con su Orquesta compartiera escenarios con Tito Puente, Machito y Tito Rodríguez.


El único director de orquesta de la época dorada del Mambo de Nueva York todavía activo es Orlando Marín.

Es verdaderamente el “Último Rey del Mambo”. Un contemporáneo de Tito Puente, Machito, Tito Rodríguez, Pete Terrace, Randy Carlos y Joe Loco entre otros, que en Nueva York eran iconos de la música, nacido en el Bronx en el año 1935, cerca de las calles Jackson Ave, Longwood Ave y Prospect Ave, New York. Adquirió un amor por la música a una edad muy temprana.

El Mambo fue la explosión en los primeros años 50 cuando Orlando Marín, cautivado por sus ritmos, desarrolló un gran interés en la percusión latina. A los 16 años, mientras se preparaba para una carrera como ilustrador de dibujos animados en Nueva York en la prestigiosa Escuela Superior de Artes Industriales, formó una pequeña banda.
La banda rápidamente se convirtió en una orquesta de diez músicos, y fue el primero de los conjuntos latinos nacidos en el Bronx en alcanzar un éxito comercial sólido. En 1951 el promotor del Palladium Ballroom Federico Pagani lanzó la que él llamó “Orquesta de la Juventud” que contaba con un pianista de 14 años de edad, Eddie Palmieri y un cantante de 15 años, Joe Quijano, quienes fueron destinados a convertirse en grandes de la música latina por propio derecho.

Orlando fue la nueva sensación musical cuando se reunió productor Richard Marín, para quien grabó “Mi Mambo”, en la etiqueta Plus. graba sus primeros dos LPs, “Arriba Cha-Cha-Cha”, Y “Lets Go Latin”. En esta época Eddie Palmieri se va para la orquesta de Johnny Seguí y en 1958 su carrera fue casi interrumpida al ser enviado a como miembro del ejército pero allí ganó la Competencia de Talentos del Comando del Pacífico empezando un recorrido musical de Corea y Japón, seguido con un viaje a Washington DC, para luego figurar en el famoso Show de Ed Sullivan.

Aunque todavía en uniforme y estacionados en California, se presentó con Tito Puente en los timbales en el Hollywood Palladium y, a instancias de Puente, acompañado de estrellas como el cantante cubano Benny Moré.

Varios años más tarde, Orlando aparece de nuevo con Tito en el Hollywood Palladium, esta vez cada uno al mando de sus propias orquestas, y duelos en los timbales. Tras el servicio militar, en 1960, Orlando regresó a Nueva York.

Conoció a Al Santiago quien había sido director de orquesta, en los años cuarenta. Alberto (Al) empezó a trabajar con el famoso sello Alegre de su tío en la 852 de Westchester Avenue en el Bronx. Empezaba el sello Alegre a realizar sus primeras grabaciones, y con la separación de Pacheco y Charlie Palmieri que tenían la Charanga Duboney, Charlie llamó al cantante Víctor Velásquez quien ya actuaba con la orquesta de Marín:

“Mike Amadeo, quien trabajaba con la casa de discos Alegre, y Harold Collazos, el hermano de Mike Collazos —el timbalero—, asisten al baile. Nosotros esa noche tocamos muy bien y tocamos muy fuerte. Entonces, a Amadeo le gustó mí orquesta, va donde Al Santiago, y le recomienda que me grabara.

Voy donde Alberto Santiago y me dice: “Bien, muchacho, vamos a grabarte”; ya Santiago había grabado a Johnny Pacheco. Yo le respondí a Al: "Yo estoy dispuesto a grabar con usted, tengo muchos arreglos, pero mi cantante se me va”. En efecto, Víctor Velásquez dejó el grupo para regresar con Charlie Palmieri. Al Santiago me responde: “Mira, aquí llegó este muchacho, es el mejor cantante del mundo; él estaba cantando con la orquesta de Pérez Prado y está sin trabajo. Ese cantante me gusta a mí, y se llama Chivirico Dávila”.
Entra Chivirico Dávila, ensayamos, canta con mi sexteto, montamos y grabamos “Se te quemó la casa” y otros temas; es un éxito y no ha parado todavía.

Al respecto Orlando Marín le cuenta a Néstor Emiro Gómez en entrevista realizada para Herencia Latina:

“Una cosa importante: cuando entra Chivirico Dávila al grupo, él es quien asume la composición de casi todas nuestras piezas. Mi vecina, Quite quite, Tus recuerdos, Ritmo Bembe, No se Detenga y Sin Discusión son de Chivirico. En cuanto a Está de bala, Orlando’s guajira y Aprovéchate son de Orlando Marín.

El tema más importante, "Se te Quemó la Casa", lo compuso Ramón “Tito” Jiménez, pero el grupo tuvo que ver con la composición. En efecto, nosotros estábamos ensayando para un baile en casa de Paquito Pastor — él vivía en el cuarto o quinto piso de un edificio —, y estamos ensayando de lo más bien. Después de una hora, entonces suena la sirena en la calle, tuvimos que parar el ensayo, nos asomamos a la ventana, porque el fuego era importante — bastante serio —; había muchos bomberos, y en un instante Tito comienza a gritar: “¡Oye, corre, Marcela, que se te quemó la casa! ¡Ay, bendito...!”

Después de grabar dos álbumes de gran éxito para Alegre Records, “Se Te Quemó La Casa”, y “Que Chévere”, fue invitado a grabar con la Alegre All-Stars, realizando su famoso sólo de timbal en “Manteca”.
De acuerdo con la entrevista concedida a Néstor Emiro Gómez, grabó el primer álbum de boogaloo en el mundo. Había visto a Joe Bataam cantar “Gipsy Woman en The Colgate Garden, ubicado en la 1209 Colgate Ave. & Westchester Avey lo invitó a grabarla con el sello Deca, con el auspicio de Jack Hut, manejador de Mongo Santamaría:

“Voy adelantarme de esta gente, porque yo veo ya que el boogaloo va colocarse como vanguardia”, y grabé el primer álbum de boogaloo. ¿Y saben lo que hicieron? No lo sacaron por dos años, porque ellos esperaban que yo sacara un trabajo al estilo de Mongo Santamaría, en la onda del Latín Jazz; pero nadie me dijo nada, ni opinaron nada. Para mí el boogaloo estaba más fuerte que el latin jazz. ¿Ustedes han oído el trabajo?. . . ¿Pero como lo van oír?, si no le dieron mucha difusión.”
Orlando volvió a Fiesta Records, para grabar “Está en Algo”, que incluía el éxito “Aprende a Querer”. Para los 70´s su LP Saxophobia que contiene cinco saxofones fue aclamado como un éxito de jazz latino aunque poco conocido ya que era la época del Imperio Fania. Mientras tanto, aparece en las actuaciones en vivo con su propia orquesta junto a Miguelito Valdez, y el animador-cantante Bobby Capó en Nueva York. En 1976, Orlando fue invitado para representar a los hispanos en Estados Unidos en la Celebración del Bicentenario en isla Ellis.

En 1996, Al Santiago conformó una nueva Alegre All Stars, -“The Almost New Alegre All Stars (Los Casi Nuevos Alegre All Stars)-, con Oscar Hernández en el piano, Joe Santiago en el bajo, Papo Pepín en la conga, Johnny "Dandy" Rodríguez en los bongoes, Orlando Marín en los timbales, Willie Torres y Rudy Calzado en las voces, Bomberito Zarzuela, Mauricio Smith —ya fallecido—. Al Santiago propuso a Marín como director de esa Nueva Alegre All Stars, mientras él asumía la dirección musical. En 1996 realizaron un último show en SOBs, en el Village Gate en Nueva York. Al poco tiempo, Al Santiago muere y las Estrellas Alegres se disuelven; en tanto, el disco de “Orlando Marín tiene Saxofobia” quedó engavetado.

Durante una gira de conciertos en Colombia en 1993, fue honrado con el “Logro de una vida musical” ante una multitud de 15.000 personas en la Plaza de Toros Cali.

En 1997, en nombre de sus amigos y compañeros músicos, el historiógrafo de música latina Max Orlando Salazar presentó una placa en el club La Maganette en reconocimiento de cinco décadas de ininterrumpida contribución a la música latina.

A lo largo de su carrera la realización de Orlando ha mantenido su raíces en la ciudad de Nueva York, donde se ha dado a la comunidad como consejero de empleo para las organizaciones de base comunitaria, incluyendo el Foro Nacional de Puerto Rico. Su amplia experiencia en asesoría de empleo ha ayudado a innumerables personas que buscan empleo de todas las edades a prepararse para el mundo del trabajo.

Hoy en día, el conjunto de Orlando Marín sigue siendo una de las bandas más activas la Costa Este de los Estados Unidos. Aparece regularmente en el Restaurante de Tito Puente, Club Ilusiones, Planeta Milenio, Restaurante Nativos, y muchos otros.

Reparte su tiempo también con presentaciones a los que no pueden ir a verlo: pacientes hospitalizados, reclusos de establecimientos penitenciarios, y hogares de ancianos de Nueva York.

NIÑO BONITO...Ismael Miranda

Ismael Miranda “El Niño Bonito” (Nacido el 20 Febrero del año 1950, en Aguada, Puerto Rico). Destacadísimo Sonero formó parte del "Sexteto Pipo y su Combo", del grupo "Andy Harlow y su Sexteto", " Joey Pastana And His Orchestra",



la “Orquesta Larry Harlow”, “La Fania All Stars” y su propia agrupación "La Orquesta Revelación". Con más de 40 años de fructífera carrera que lo convierten en otra Leyenda viva de la Salsa mundial.
Mostrando desde pequeño interés por la música, a los 11 años formó parte de grupos de vocalización llamados "The 4 J's" y "Little Jr. and the Class Mates". Participó con ellos en varias actividades, incluyendo una de las primeras ediciones del espectáculo que celebraba Jerry Lewis para la Distrofia Muscular, en Palm Gardens.
En su continuo interés por la música, sobre todo el género afro-antillano, formó parte del Sexteto Pipo y su Combo y del grupo Andy Harlow y su Sexteto. En el mismo cantó y tocó conga. En 1967, hizo su primera grabación discográfica con Joey Pastrana titulada "Let's Ball". En ésta, el entonces adolescente Ismael se anotó su primer éxito radiofónico, con "Rumbón melón".

SU EPOCA CON LARRY HARLOW

Dada la buena impresión que causó sus actuaciones con Andy Harlow, el hermano de éste, Larry, decidió reclutarlo para su orquesta. Ismael Miranda inició su ciclo de grabaciones con el llamado "Judío Maravilloso", en el álbum "El Exigente". Convencido del potencial del joven cantante, en 1968, Larry lanzó una nueva producción titulada "Orquesta Harlow presenta a Ismael Miranda". A renglón seguido, los aciertos se repitieron con las grabaciones "Electric Harlow", "Tribute to Arsenio Rodríguez", "Harlow's Harem", "Abran paso" y "Oportunidad".
Con Larry Harlow, Ismael incursionó también en el campo de la composición, compartiendo créditos con éste en los temas "La revolución", "Guasasa", "Arsenio", "El malecón" y "Lamento cubano", entre otros.

CON LA FANIA

A la edad de 19 años se integra en el grupo Fania All Stars, convirtiéndose en el cantante más joven de los que componían este grupo, ganándose el apodo de "El Niño Bonito de la Salsa".
En pleno auge de la salsa, Ismael irrumpió con fuerza espectacular en las ondas, en 1973, al lanzar al mercado la producción "Así se compone un son" y "ahora si".Este disco, editado por el sello Fania, marcó el inicio del cantante con su propia agrupación, la Orquesta Revelación. Con ellos tomó por asalto la cuenca del Caribe, así como los mercados latinos de los Estados Unidos y Europa.
Posteriormente su carrera le dio innumerables aciertos en la música. Temas como "La cama vacía", "La copa rota", "Borinquen tiene montuno", "Como mi pueblo", "No me digan que es muy tarde" y "Las cuarentas" le ganaron amplia difusión en cadenas de radio.
En la composición también se anotó éxitos como "Señor sereno", "Abran paso", "Así se compone un son", "Lupe, Lupe" y "Pa' bravo yo", ésta última popularizada por el sonero cubano Justo Betancourt.

En la década de 1980 grabó varias producciones con su sello discográfico independiente. Grabó en 1984 con el prestigioso conjunto cubano Sonora Matancera para su vieja casa discográfica Fania. En 1986 su grabación "Versos de nuestra cultura", junto al cantautor José Nogueras, fue uno de los grandes aciertos de la temporada navideña de ese año.
En 1988 anunció su intención de retirarse de los medios artísticos. Pero esa idea nunca llegó a cristalizarse.

Entrados los años 90, Ismael ha grabado con su propio sello discográfico, IM Records, y con la compañía RMM. Y en las postrimerías de la década su unión a Andy Montañez en un proyecto discográfico de bolero del ayer, ha dado ya tres exitosas producciones en suelo nacional.

Discografía

Con Joey Pastrana

Let's Ball (1967)

Con Larry Harlow

El Exigente (1967)
Presenta a Ismael Miranda (1968)
Me & My Monkey (1969)
Electric Harlow (1970)
Tribute To Arsenio Rodríguez (1971)
Harlow's Harem (1972)
Abran Paso (1972)
Oportunidad (1972)
Con Mi Viejo Amigo (1976)
The Best of Orchestra Harlow & Ismael Miranda (1976)

Con Willie Colón

Doble Energía (1980)

Con La Sonora Matancera

La Sonora y el Niño (1984)

Con Su Orquesta

Así Se Compone Un Son (1973)
En Fa Menor (1974)
Este es... Ismael Miranda (1975)
No Voy al Festival (1977)
Sabor, Sentimiento, y Pueblo (1978)
La Clave del Sabor (1981)
The Master (1983)
Una Nueva Visión (1985)
Por el Buen Camino (1987)
Motivos de Mi Tierra (1987)
Felicitándote (1988)
La Mano Maestra (1989)
Hasta la Última Gota (1991)
Entre Sombras (1992)
Enamorado de Ti (1993)
El Sabor de Puerto Rico (1994)
Cantar o No Cantar (1995)
Al Son del Bolero (1996)
Con Buena Nota (1997)
Románticos de Nuevo (1997)
Con Alma de Niño (1998)
Son de Vieques (1999)
Vengo Con Todo (2001)
Tequila y Ron (2003)
Edición Especial (2005)
Con Sabor y Sentimiento (2007)
Buscando el Camino (2008)
De Regreso al Son (2009)
Aferrado a Ti (2011)

Compilaciones

El Compositor Que Canta (1978)
Éxitos de los 50 Vol. 1 (1982)
Éxitos de los 50 Vol. 2 (1985)
Fania All-Stars With Ismael Miranda (2000)
The Best (2001)
Live From San Juan, Puerto Rico (2001)
27 Años de Trayectoria (2002)
Pura Salsa (2006)
Pura Salsa Live (2007)
Romántico (2009)
Greatest Hits (2009)
Historia de la Salsa (2010)

La Herencia (2012)

EL CABALLO VIEJO SE FUE....

El reconocido artista venezolano falleció a los 85 años.


El cantautor venezolano Simón Díaz, conocido entre sus compatriotas como el ‘Tío’ Simón y autor de la reconocida canción ‘Caballo viejo’, falleció este miércoles a los 85 años, informó su hija Bettsimar Díaz. 


"Con lágrimas le anuncio al país que mi amado padre partió esta mañana, en paz", escribió Bettsimar Díaz en la red social Twitter. Díaz estaba apartado de la vida pública desde hacía varios años debido a que padecía alzhéimer.

Uno de los últimos reconocimientos que recibió fue un Grammy honorífico en el 2008, tras lo cual y debido al avance de la enfermedad se retiró definitivamente de los escenarios. Simón Narciso Díaz Márquez, quien dedicó su vida al estudio e interpretación de la tonada de El Llano venezolano, nació el 8 de agosto de 1928 en Barbacoas, estado Aragua (centro), vecino a Caracas. (Vea también los momentos más importantes de la vida de Simón Díaz)

Obtuvo diversos reconocimientos, entre ellos la Orden del Libertador en su Orden de Gran Cordón, la más alta condecoración que otorga el Estado venezolano. Díaz fue el único artista nacional en recibir esta distinción. Varios de sus principales temas, entre ellos ‘Caballo viejo’, ‘Amor enguayabao’, ‘Como pequeña gota de rocío’, ‘El loco Juan Carabina’, ‘El negro y el catire’, ‘La vaca mariposa’ y ‘Romance en la Lejanía’, fueron interpretados, entre otros, por Mercedes Sosa, Caetano Veloso, Joan Manuel Serrat y Cheo Feliciano.

"No es una canción, es una obra, es algo mucho más interesante", dijo en una ocasión el catalán Joan Manuel Serrat. El director de cine Pedro Almodovar incluyó ‘Tonada de luna llena’, en versión de Caetano Veloso, en la banda sonora de su película ‘La flor de mi secreto’, y la coreógrafa alemana Pina Bausch utilizó músicas del venezolano en su obra ‘Nur Du’.

Simón Díaz condujo varios programas de radio y televisión dedicados a promover la música y la cultura popular venezolana y en uno de ellos, dedicado a los niños, llevó el nombre que recibió su apodo de ‘Tío’ Simón.


Su hija Bettsimar Díaz difundió en los últimos años la amplia obra del autor con una serie de televisión titulada ‘Todo sobre mi padre’, donde da cuenta de diversas anécdotas artísticas y familiares del cantautor, así como el origen de sus canciones en base a relatos escuchados a su progenitor.

miércoles, 19 de febrero de 2014

LEYENDA MUSICAL DE LAS ANTILLAS..." Disconan Bieuw" Aruba & Curacao

Por Evelyn Raetz Poco sabemos de Curaçao, aparte de ser una islita en el Caribe y donde producen un dulce licor de color azul. 



Que en aquella islita existió y existe una rica cultura musical es lo que nos viene a revelar la obra del investigador holandés Tim de Wolf. Técnico, arqueólogo y restaurador de música, de Wolf ha dedicado décadas de su vida al rescate del patrimonio cultural de las Antillas Holandesas, Curaçao y Aruba.


investigador holandés Tim de Wolf

Esa inmensa labor ha sido posible gracias a una beca de la Fundación Prins Claus, además de haber sido otorgado el Premio de la Fundación Prins Bernhard en el 2007, que dejaron como fruto la excelente antología “Riba Dempel”, un CD variado con grabaciones remasterizadas de  los años 1950 hasta 1954, al que acompaña un librito muy detallado, y el libro “Discography of Music from The Netherlands Antilles and Aruba”.* Este libro incluye la historia de las grabaciones realizadas más la discografía completa, desde sus inicios en 1948, hasta los 60. Una segunda edición más extensa  - que va a incluir la discografía hasta los fines de los 70 - está en preparación.

Estos textos han sido escritos y publicados en inglés, y por ser tan valiosos e interesantes, pensé de llevar a la consideración del lector de habla hispana una idea de qué era la escena musical en Curaçao y Aruba, como a la vez hablar de la gran tarea que está realizando Tim de Wolf.


Hace un mes tuve la suerte y el honor de conocer a Tim de Wolf en una Feria de Discos en Utrecht (Holanda), donde Tim presentó una grabadora de vinilos Rek-O-Kat, de las mismas que fueran medio de grabación en Curaçao en los 50.

En ese feliz encuentro acordamos hacerle una entrevista, y la realizamos el 20 de diciembre por vía telefónica. Resultó una hora de animada y alegre charla, muy informativa y en un cóctel idiomático entre inglés, alemán y un poquitín de papiamento – éste último es el lenguaje de las Antillas Holandesas y Surinam, un “criollo” de raíces portuguesas, africanas e inglesas.

Pero antes de presentar la conversación, quiero dejarles un breve resumen de la historia de la música bailable de – ante todo – Curaçao.

Curaçao, Aruba y Bonaire forman parte del conjunto de islas de Sotavento, cerca de la costa norte de Venezuela, que fueron colonias primero españolas, por poco rato, y después holandesas, desde el siglo XVI hasta el pasado. De clima seco y tierras coralinas poco fértiles, la agricultura no daba buen resultado; los intentos de cultivar caña sólo duraron unos años, pero causaron la demanda de obreros, esclavos traídos desde África, y con el tiempo Curaçao se convirtió en uno de los centros más importantes de su tráfico. Y no solamente de esclavos, gracias a su puerto Schottegat, el puerto natural más grande en todo el hemisferio occidental. Pronto Willemstad, la capital que crecía alrededor del puerto, iba a ser un mercado importantísimo para el tráfico de mercancías entre Europa y el Caribe.

Curaçao aumentó aún más en importancia con la explotación y el uso del petróleo. Dado que los puertos petroleros de Venezuela no tenían capacidad para recibir naves grandes, el petróleo era transportado en barcos pequeños hasta Curaçao, y allí trasladado a los grandes buques petroleros, negocio que por muchos años daría a la isla una significante prosperidad.

No asombra que en este ambiente de bienestar, bajo un sol eterno, Curaçao desempeñara el papel de un apreciado lugar turístico, donde se gozaba y bailaba en lujosos hoteles y casinos.

La música, por supuesto, tenía que ser de colorido local, caribeña y alegre.

Como era de esperar, abundan los ritmos, aires y estilos musicales de un pueblo afroantillano. Cabe destacar y mencionar algunos:

1. la tumba y el tambú, música autóctona popular

2. la danza, la mazurka, el waltz, el son y la guaracha, músicas de origen foráneo adaptadas a la cultura local.

La Tumba

Según referencias en “Music in Latin America and the Caribbean Vol.2”,  “tumba” proviene de la palabra congoleña “djumba”, y es una danza de pareja que desde el siglo XVII existía en Curaçao y Aruba, y se bailaba en todas las clases sociales. Su más conocida forma es la carnavalera; puede tener carácter de comparsa callejera, pero al igual ser adaptada e interpretada por una Big Band, en un prestigioso salón de baile.

Destaca en la interpretación y popularización internacional de ella la familia Palm, con los compositores Jan Gerard Palm (1831–1906); su nieto Rudolf Palm (1880 – 1950), multi instrumentalista y director musical; John y Jacobo Palm, hermano y primo de Rudolf, más su hijo Edgar Palm ( 1905 – 1998), famoso pianista.

El Tambú

Tambú significa “tambor” y es, digamos, el “blues” que expresa la experiencia de una vida dura, y por la rítmica será algo como la samba o la champeta curazoleño. De carácter muy africano, rural, se ha conservado en el folklore hasta el presente.

Danza, Mazurka y Waltz

Llegaron de los salones europeos, y en las Antillas Holandesas han tenido la misma popularidad que en otras muchas regiones del mundo.

El Son y la Guaracha

La inclusión y la popularidad de esta música cubana se explican con el hecho de que en los 30 y 40 del siglo pasado – época de baja economía –, muchos curazoleños, hasta la mitad de la población masculina, buscaron fortuna y sostén como trabajadores en las zafras de caña en Cuba. Tan alta era la cifra de emigración temporal, como fue impactante la música encontrada allí. Cuando en los 40 la situación en Curaçao y Aruba mejoró, regresaron los obreros, llevándose bongós, tumbadoras, treses y las melodías cubanas a sus tierras natales, que en adelante se escucharon, bailaron y apreciaron allí..

Entrevista con Tim de Wolf

Poder escuchar esa rica herencia musical hoy en cualquier parte del mundo, se lo agradecemos a entusiastas como Tim de Wolf

Los invito a leer a continuación lo que nos relata y revela Tim:

ER (EVELYN RAETZ): Dear Tim, cuéntanos cómo llegaste a conocer la música de las Antillas Holandesas y por qué razón te has interesado tanto en ella.

TDW (Tim de Wolf): Eso sí es algo divertido ... Todo empezó cuando yo tenía unos 10 años y mi padre me dejó unos discos, diciendo que haga con ellos lo que se me antojase, y me fascinaron. Desde muy pequeño -- un niño de 5 años -- siempre adoré ver a mi padre poniendo y grabando discos. Él era locutor y director de programas de radio. Así estaba ya en el medio de grabaciones y la tecnología sin aún saber qué era y con estos discos regalados que cuidé con mucha atención, se me ocurrió por preguntarle cómo era el proceso de fabricarlos. Mi padre, aunque era más de la parte de programación, tenía también un buen conocimiento de la parte técnica y me explicó cómo se graban, cortan y multiplican los discos. En adelante empecé a coleccionar 78s. Esto es el lado A de la historia...

El lado B es que unos años después, tenía yo como 18 años, conocí una chica curazoleña. Pues, nos hicimos más que solamente buenos amigos y un día en la casa de ella le pregunté a su mamá que si existían discos, y si se grabaran discos en Curaçao, a lo que ella me contestó que no, que de eso no había allí. Pero pocas semanas después di con unos discos de Curaçao y Aruba en un mercado de pulgas, los compré y se los llevé a la madre de mi novia: “Mire usted que me encontré”. Los escuché en casa y me fascinó esa música, esos extraños nombres de artistas, y de sus números de serie pude concluir que debían existir otros más. Eso fue en 1982 --  por ahí --,  y en adelante busqué y compré todo lo que encontraba de esa maravillosa música. Había conseguido unos 30 o 40 vinilos, cuando en el ‘89 visité por primera vez la isla de Curaçao y comencé a investigar y buscar información alrededor de grabaciones hechas en las islas.

EV: ¿La música de Curaçao fué la primera o única que conociste de la música caribeña?

TDW: Sí. Ya te conté de mi novia y, cuando todavía en proceso de cortejo, digamos, trataba yo de impresionarla luciendo conocimiento de su cultura. Para eso revisé y busqué en los archivos de mi padre, dí con unos libros sobre Curaçao y también hallé un LP de Edgar Palm, el famoso pianista, que muy orgulloso le enseñé a la niña.

Ese disco de Edgar Palm incluía waltzes y mazurkas, típicas del repertorio curazoleño, al lado de interpretaciones de temas de Chopín, entiendes, un disco que refleja la idea y era del gusto europeo de la música antillana.

En el 1971 mi padre había visitado Barbados para elaborar programas radiales de promoción para el turismo. El realizó la producción de un LP de Steelbands que me gustó mucho. Así, desde el inicio, sentía amor por ese tipo de música.

EV: ¿Lograste conquistar a tu novia con el disco de Edgar Palm?

TDW: No tanto, en realidad para ella no era gran cosa. Se había criado en Curaçao y tú sabes, allí la música está en todas partes, así que para ella era algo muy común. Un “ah, ok” fue todo su comentario...

En esas islas hay instrumentos musicales en cada casa, todo el mundo sabe tocar o cantar. Por un tiempo el gobierno hasta implementó una tasa de importación para pianos, porque  trajeron y vendieron tantos... Recuerdo bien mis visitas a Aruba, donde normalmente me quedo en la casa de Vivian Lampe, la hija de Juan Chabaya “Padú” Lampe.

Cuando hacen reuniones -- y las hacen a menudo; puede decirse que buscan razones para hacer un “party” –, siempre quedo impresionado de cuánta gente sabe tocar un instrumento y los tocan bastante bien. Cualquiera coge un instrumento y empieza a tocarlo, sea lo que sea, de vientos o de cuerda, no les causa dificultad. Qué grande mi pena, cuando en una de esas ocasiones me entregaron un güiro, invitándome a acompañarlos, y no sabía ni de lejos qué hacer con eso... (ríe). Para mí, siendo un holandés, tú sabes, ritmo no es lo que corre por mis venas....

EV: De talentos hay muchos... De ti se sabe y reporta que eres un arqueólogo musical y restaurador de grabaciones.

TDW: Ajá, sí, de eso sé un poco más. Ya había mencionado mi interés en el método de grabar discos y, cuando tenía 15 años, mi padre, de regreso de un paseo en bicicleta, me dijo: “Mijo, vimos en una tienda de empeño una vieja grabadora de discos. ¿Te interesaría?” “Como no, papá, claro...”, le contesté, y ya el día siguiente fuimos a la tienda a ver el equipo.

Yo compré la máquina de inmediato. Tuve que pedirle un préstamo a mi padre; no era muy barato el aparato, pero quería tenerlo costase lo que costase, aunque me quedara sin un peso por el resto del año. (ríe)

No era un equipo profesional, pero con esa máquina empecé a estudiar la manera de grabar, a experimentar y también probé cómo reproducir mejor los discos. Así, aparte de aumentar mi conocimiento de grabar y cortar vinilos, invertí en agujas y tocadiscos, siempre buscando el mejor sonido posible. Fue un proceso de veinte años dedicando cada minuto libre a esas técnicas. Digo los momentos libres, porque, como todo el mundo, tenía que finalizar mis estudios y trabajar. Trabajé en la universidad por una época, pero el proyecto terminó y así quedé pensando en qué hacer para ganarme la vida. Resultó que en un programa radial me enteré de la existencia de la Fundación Prins Claus, una gran fundación cultural que subvenciona actividades y proyectos culturales. Uno de los programas es la preservación de las culturas en las regiones ex-coloniales. Siendo la música grabada en Curaçao y Aruba un importante factor de la expresión cultural de un pueblo no holandés, pero a la vez parte del imperio colonial, mi proyecto le cabía como anillo al dedo. Me apliqué y me concedieron una beca que me permite seguir con las investigaciones y dedicarme a tiempo completo. También pude invertir en un buen equipo de digitalizar y mejorar el sonido de los 78s.

Así que podemos decir arranqué en serio, eso era en 1998. Un importante aspecto de una cultura es el idioma, y gran parte de la música de Curaçao y Aruba se interpreta en papiamento, el lenguaje original.

ER: Así con el apoyo de la beca pudiste optimizar tu equipo y ya era digital...

TDW: Sí, el avance de la tecnología y las posibilidades de la restauración digital de audio son de gran ayuda.

Bueno, ya te conté de los inicios. Otro cuento del tipo “lo que el abuelo contaba” es que en otro viaje a Curaçao, creo que fue en el 92 o 93, descubrí una vieja pero inmensa bodega, y resultó ser el archivo completo de los estudios de Henríquez, uno de los dos más destacados empresarios que tuvo Curaçao en los 40 y 50, con su sello “Musika”.

El otro es “Hoyco”, de la familia Hoyer que todavía existe, al menos como estación de radio. Ellos mantienen un archivo, aunque pasó por algunas catástrofes, como inundaciones y cosas así.

La situación con Henríquez era más complicada. Thomas A. Henríquez, igual que Horacio Erasmo “Juacho” Hoyer, empezó a grabar música local por el año 1950. Ambos tenían tiendas de música y equipo deportivo, y realizaron las grabaciones en horas nocturnas, para no afectar el negocio, o los fines de semana, cuando había menos tráfico en la calle – la insonorización de sus “estudios”, en realidad las trastiendas, no era tan buena.

Hoyer siguió grabando y produciendo discos hasta el 1953, cuando optó por dejar las grabaciones e instalar una radio emisora. Henríquez siguió produciendo y vendiendo discos hasta su  imprevista muerte en el 1955, con solamente 42 años de edad. Pero el mayor desastre ocurrió el 30 de mayo del 1969, cuando en una revuelta encendieron la tienda y se quemó el edificio completo con todos los discos que todavía estaban almacenados allí. Con esta pérdida, la familia de Henríquez abandonó el negocio y la bodega, situada en otro lugar, cayó en el olvido.

Con esto en mente, uno puede imaginarse qué grande fue la sorpresa al descubrir esa bodega décadas después, con miles de discos dentro, todos nuevos -- mejor dicho, nunca usados y en perfecto orden numérico, acorde a su fecha de producción. Digo miles, pero debo precisar que de algunas ediciones había cien o más copias, de los que no se habían vendido bien.

También estaban allí los más raros, difíciles, que no se consiguen – tal vez porque en su tiempo no tuvieron éxito y por eso circulan muy pocas copias – de toda manera encontré discos que había buscado por años, sin dar con ellos, y hallarlos allí en perfectas condiciones.... no solo era la gloria para mí, sino sirvió para demostrarles a las autoridades de la fundación que sí vale la pena buscar, y también es magnífica referencia para calcular cuántos ejemplares fueron prensados, de qué manera, y, en fin, una gran ayuda para completar la discografía.

ER: Te refieres al libro “Discography...”.

TDW: Sí. Había empezado con una discografía para mi uso personal, para tener a la mano una referencia mientras estaba buscando discos. La discografía completa que salió en forma de libro en 1999, la empecé a recopilar alrededor del 98.

Entre 1989 y 1996 visité Curaçao varias veces, todavía con mi novia que mencioné antes, cada vez para unas 5 a 6 semanas; era para ayudar a su padre, un anciano ya, para arreglar y renovar la casa de la familia, cosas así. Nos separamos en el 96, pero eso no marcó el final de mi amor por esa música, y en el 98 volví a la isla; me quedé 3 meses para investigar a fondo y a solas -- ahora dediqué todo mi tiempo y energía a la tarea. A esa altura pienso conocí un 90 % de las grabaciones. Hablé con muchos músicos de antaño, preguntándoles por los detalles del proceso de grabación, los estudios, el equipo en uso etc., y de sus recuerdos se formó una imagen clara. Otra fuente fueron los archivos de los periódicos; tocó revisar cientos de ediciones, miles de páginas para sacar datos de publicaciones y eventos. Están archivados, algunos en papel, otros en microfilm, pero no existen índices que faciliten la búsqueda como los hay hoy en día con la tecnología digital. Estamos hablando de un periodo de 10 años, desde el 1948, cuando se grabó el primer disco, hasta más o menos el año 1958.

ER: Ahora déjanos hablar un poco de la música que se tocaba y escuchaba en las islas por esa época.

TDW: Bueno, debo decir que mi enfoque es más la tecnología que los estilos de música; no soy un etnomusicólogo, así solo puedo reflejar la vista personal de un simple aficionado.

Sabemos que la música de Cuba ha tenido gran influencia en la música bailable de Aruba y Curaçao desde los años 30. Fue un tiempo de fuertes problemas económicos que obligó a muchos isleños a buscarse trabajo en otras regiones, y una opción era irse a Cuba, donde la industria azucarera incrementaba, y se necesitaba mano de obra en las cosechas de la caña.

Eso duró hasta principios de los 40, cuando las Fuerzas Aliadas Marinas establecieron una base en el puerto de Curaçao para abastecer su flota con gasolina. Recuerda que ya existían las refinerías de petróleo en Curaçao y Aruba, y el puerto grande y profundo era perfecto para estacionar las naves de guerra. Volvió a mejorar la situación en Curaçao, y con los barcos llegaron también sus tripulaciones, buscando diversión. Hay una anécdota sobre unos soldados de un submarino alemán que se escaparon para ir al cine en Curaçao... ni les fue difícil; como tú has visto, los cines de Punda u Otrabanda (barrios de Willemstad) están situados a 20 metros de las orillas, cuestión de cruzar la calle no más ... (rie)

Lo raro que suene para nosotros los europeos, pero la gente de Curaçao y Aruba dicen: “Celebramos la Segunda Guerra Mundial; para nosotros fue la época de oro”.

Regresaron los obreros de Cuba y trajeron la música de allí. Gustó mucho – como en todo el mundo – en Curaçao, con su gente caribeña.

Buen ejemplo es el tema del Sexteto Boelijn del CD “Riba Dempel”, “Vivir, dejar vivir”.

En esa época dorada se fundan  los primeros estudios de grabación, había demanda para música y mucho dinero. Terminada la guerra la situación económica no bajó, la exportación de petróleo hasta aumentó, el mercado de automóviles creció en todo el mundo, llegó el turismo. Todos esos factores apoyaron el desarrollo de los estudios.

Claro, no se puede hablar de una “industria” como tal, las empresas de Henríquez u Hoyer eran relativamente pequeñas, ambos financiaron las grabaciones y producciones de su propio bolsillo. Las dos empresas, Hoyco de Hoyer y Musika de Henríquez, seguían publicando discos hasta el 1955 – ya lo mencionamos.

Entre el 55 y el 58 hay un vacío donde no se graba ningún disco, hasta la llegada del empresario Abraham Capello, quien fundó el sello “La Bonanza”. Capello era propietario de una tienda de música donde vendía instrumentos, partituras y discos, y con la desaparición de los dos sellos locales, él decidió fundar su propia. A diferencia de Hoyco y Musika, no tenía estudio de grabación, sino que utilizó los estudios Curom, inaugurados en 1954, de la Compañía de Radiodifusión de Curaçao; tenía un estudio con excelente equipo técnico.

Capello mandó a fabricar sus discos en Alemania con la Deutsche Grammophon Gesellschaft. Los números de matrices del sello “La Bonanza” no son consecutivos, es un poco difícil averiguar cuántos discos se han producido. Grabados en cinta magnética, algunas producciones salieron en casete, otras en 45s, y de su contenido más tarde, si eran exitosos, se publicaron LPs.

El catálogo incluye obras de Edgar Palm, del Conjunto Típico Santa Rosa y de “Padu” Lampe, mayormente la música local que estaba de moda. Ya en el 1949, Capello había apoyado la grabación de una orquesta de Surinam, “De Zapakara’s” de Lex Verwuurt, inspirado por un programa radial en Radio Nederlands.

Otra empresa fué la de los hermanos Jesurun, Benjamín y Arthuro, la “Benarsa”. Ellos también tenían una tienda de discos; además eran distribuidores de las rocolas Wurlitzer, y para el mercado local necesitaban colocarles discos de música local y actual. Los hermanos optaron por encontrar la música para el gusto popular entre los músicos de la isla. Aparecieron en ensayos y presentaciones, y animaron a los artistas a grabar los temas que escucharon allí. Igual que “La Bonanza”, las grabaciones se hicieron en los estudios Curom, generalmente en horas nocturnas, cuando el equipo no se usaba para la radio transmisión.

Les fue bastante bien y el éxito de la música antillana duró hasta mediados de los 60, cuando el mercado musical fue invadido por la música al estilo de los Beatles.

Eso ocasionó que en adelante se grabaron más discos del pop anglosajón o de música soul. Seguían tocando las bandas y orquestas “típicas”, pero la clientela estaba dividida en dos: por un lado la juventud que pedía la música de la nueva onda y por el otro lado la gente mayor, que prefería quedarse con lo tradicional. La música producida para el turismo sí era de aire caribeña, pero más bien de carácter “easy listening”, ese tipo de música de piano que le cae bien a cualquiera. Una música algo sofisticada, agradable, pero sin nada bravo ni fuerte, no sé bien como decirlo...

La juventud rebelde mandaba, hubo bandas locales tocando música beat, una muy famosa eran “Los Honda”, que llegaron a tocar hasta en Venezuela, donde se quedaron casi un año. Grabaron unos discos de respetable éxito.

Los 60 no sólo marcaron una década de rebeldía, fueron también años de enorme avance tecnológico, se propagaron las grabadoras de cassette -- todo el mundo tenía una --, eran baratas, y con ese simple medio muchos artistas grabaron su música independiente de las casas discográficas. Apareció un sinfín de “sellos” diminutos y de poca vida que apenas lanzaron uno o dos discos tipo “hecho en la cocina”.

Entre los más destacados empresarios encontramos a Arnel Job, que produjo unos 150 sencillos, y a Rudy Plaate, compositor de éxitos, también de unos calypsos, quien creó el sello “Erma”, por el nombre de su esposa. Esa “democratización” también posibilitó a las orquestas grabar y sacar al mercado sus discos y venderlos sin intermediario. La orquesta Estrellas del Caribe de Edgar Supriano, por ejemplo, fundó su propio sello “Esdelca”. Boy Dap es otro nombre famoso que hasta la fecha sigue con su empresa “Virmar”, que es una abreviación de “Virgen Maria”, muy católico, muy religioso él, lo ví en el 2007 y seguía firme el “Boy”. Mayormente se hicieron 45s, la producción de 78s había parado en el 58 en Curaçao; los últimos fueron producciones de “Benarsa” que con el mismo número salieron también en formato de 45s. Los LPs no abundaban en ese entonces, por ser mucho más caros.

Bueno, así la cosa en los 60 ... y solo cambió con la euforia para la música afroantillana llamada “salsa” en los 70 y el merengue en los 80. Pero eso será temática de mis futuras investigaciones; hasta el momento mi trabajo llega hasta el 1971.

Lo que sí puedo asegurar es que la música de origen cubana nunca dejó de ser escuchada y apreciada. Artistas como Celia Cruz, varias veces, la Sonora Matancera y Arsenio Rodríguez visitaron y tocaron en Curaçao, y no hay baile donde no esté presente el son.

ER: Me alegra escuchar que la historia continuará. Te agradezco de corazón toda la valiosa información que nos has dado y sobre los discos que has recuperado, remasterizado y en parte reeditado -- queda mucha tela por cortar.

Volvemos ahora a los dorados años 50, ilustrándoles la escena musical de Curaçao como Tim la describe**:

TDW: Como hemos mencionado antes, todas las grabaciones se hicieron en una atmósfera amistosa -- los músicos se conocieron bien, habían actuados juntos por años, amenizando las incontables fiestas y eran por lo general buenos amigos. Sin embargo, a veces había pleitos. Julián Coco (guitarrista y bajista, *1924) recuerda un acontecimiento: “Sucedió que el director de la banda con la que tocaba se enfermó y me pidió reemplazarlo para una noche. Después del toque, el anfitrión de la fiesta me llamó y me pidió decirle cuánto nos tenía que pagar de “tasa”. Me sorprendí, nunca supe de ninguna “tasa”. Los músicos recibieron comida y bebida, podían echar un pie a su gusto en las fiestas. Así, ¿Qué era aquello de “tasa”? Resultó ser que nuestro director sí recibió un pago, pero nunca lo repartió entre los músicos.

Así Julián decidió llevarse los instrumentos de la orquesta como “prenda”. Los devolvió una semana después, pero se quedó con el bajo en lugar de los pagos perdidos en innumerables presentaciones con la banda.. Buen negocio puede decirse, porque Julián empezó a ensayar con el bajo y se convirtió en un extraordinario bajista.

Por la abundancia de comida y bebida en las fiestas, las bandas solían crecer en número para la ocasión -- ni hablar de las barrigas de los músicos... Siempre había tipos que se “colaban”, una gente que no tocaba ningún instrumento, sólo los cargaban y así entraban a las salas de baile dándose aires de importancia. No era fácil, casi imposible evitar eso. Nadie quería buscarse problemas y quién sabe si el hombre que excluyeron no tuviera una madre metida en artes de la brujería... mejor rendirse que arrepentirse...

Algunos músicos se protegían de la competencia de sus colegas, de manera que al soltar un solo de gran vistosidad, o un tumbao complicado, se daban la vuelta para que nadie viera como lo ejecutaban, para que nadie se lo pudiera emular. Se conoce la anécdota de un cuatrista, que al terminar una secuencia imposible de tocar, levantó la vista y dijo: “Me costó 20 años de aprendizaje, así que ni intenten... jajá”.

La comunidad de músicos en Curaçao era bien pequeña y dividida en dos partes: la de Punda y la de Otrabanda (dos barrios de Willemstad separados por la Bahía de Santa Ana).

Buena parte de los músicos populares vivían en Otrabanda, y su centro de encuentro era la peluquería de Augusto Boelijn (1913 – 1952), quien, aparte de su oficio de peluquero, era bajista, guitarrista, cantante y un hombre culto. Hablaba perfectamente español y hasta compuso algunos boleros en ese idioma. Lamentablemente muy pocas composiciones suyas han sobrevivido en grabaciones. Boelijn tocó por muchos años con la Orquesta Concordia, la primera orquesta curazoleña en tocar música bailable, y la importancia de su participación se demuestra en que la orquesta perdió calidad y se disolvió poco después del fallecimiento del maestro Boelijn

La peluquería de Boelijn estaba cerca de la tienda y los estudios de Hoyer, de modo que músicos en búsqueda de trabajo se pasaron el día en la peluquería esperando una invitación para grabar donde Hoyer. El solía buscarlos allí y también anunciaba que iba a grabar en la noche. Así era fácil reunir a Boelijn, Luciano Henkel o Augusto Gressmann.

Este último era el “vive-bien” del barrio. Aparte de componer unas piezas que a veces escribió en los bordes de un periódico, era un buen cantante, de un timbre único. Todo el mundo lo conocía por su bondad; era de los que se quitan y regalan su camisa si alguien le pedía ayuda, arreglaba casas porque tenía don de carpintero y se comenta que al morir un pobre de la vecindad, Gressmann le iba a hacer y regalar el ataúd. Por un tiempo tenía un “picó”, una camioneta con equipo de sonido que alquilaba para fiestas o usaba para promocionar nuevos discos, poniéndolos a sonar por las calles de la ciudad.

Otra persona clave es, sin duda, Edgar “Gachi” Supriano, quien formó sus Estrellas del Caribe en 1947. Director de orquesta, arreglista, guitarrista y trompetista, llevó a su orquesta a la fama internacional. Las Estrellas tocaron durante más de 10 años en los carnavales de Caracas, Venezuela y acompañaron famosos artistas como Daniel Santos, Celia Cruz, Nelson Pinedo y Kiko Mendive. En los 70 eran la orquesta de planta de los hoteles Holiday Inn y Hilton de Curaçao. Las numerosas producciones discográficas salieron en gran parte en su propio sello “Esdelca”. Edgar solía tocar la primera trompeta en las grabaciones de la orquesta, y presentaba un repertorio orientado en la tradición musical cubana.

En la misma tradición de la música cubana tocaba Erquimedes “Kimo” Candelaria (1915 – 1994). Candelaria, siempre vestido de su impecable uniforme de “botón” del sanatorio municipal, fundó varias agrupaciones musicales. Las primeras ya en los años 30, inspirado y basándose en la música del Trío Matamoros. Era compositor de innumerables temas, la mayoría de letra divertida y temática social, que no han dejado de sonar hasta el día de hoy.

La digitalización de 78s

Para los interesados en la digitalización de 78s, le pedí a Tim de Wolf que nos de unas recomendaciones sobre el trato y equipo que él prefiere:

TDW: De mis tornamesas, mi favorito para los 78s es el Technics SP15, con sistema Shure SME 3012. Para preparar la grabación es importante limpiar bien el disco y a diferencia de los vinilos, que se limpian con alcohol, a un 78 de laca jamás se debe aplicar alcohol. Por eso utilizo agua destilada con detergente -- del tipo de detergente para lavar platos; resulta que los más baratos son los mejores, dado que no tienen ácido cítrico ni tampoco lanolina u otro aceite. Bien, una vez limpiado pongo el disco a la tornamesa y miro si está bien centrado – algunos no lo son y eso afecta al buen sonido. En este caso pongo más tapices en la tornamesa hasta que está cubierto el pin central y me permite centrar el disco manualmente. El peso de la aguja debe ser de un 4 a 5 gramos y es preferible tener un brazo ligero, ajusto el aparato a 75 my.

La señal va de la tornamesa a un pre-amplificador estéreo – aunque se trata de discos monofónicos - y calibro de cuál de los 2 canales sale más limpio el sonido. Curiosamente, por lo general es el canal izquierdo. Nunca uso una reducción de ruidos --esa le quita lo que no debe quitarse... no sirve.

Para digitalizar el audio se conecta el pre-amp a un convertidor A/D – análogo a digital y de ahí al PC. Como programas para restaurar, mejorar el sonido, hay varios -- el Sony Sound Forge me ha dado buenos resultados, aunque no tengo la última versión, o  el Cedar Audio.

En fin es cuestión de gusto qué programa usar; el manejo de los que mencioné no es tan complicado, por eso me quedo con esos.

Grabo en formato de wave, a 16 bit con 44 kHz – se puede aumentar a 96 kHz, pero de hecho no puedo notar una diferencia audible.

Para más detalles, visiten en el portal de Tim

http://www.audioarcheologie.nl/

(en holandés)




*   Tim de Wolf, “Discography of the Music from the Netherlands Antilles & Aruba”, Prins Claus Fund / Walberg Pers, Nederlandia 1999 (agotado)


** Tomado del libreto del CD “Riba Dempel” Otrabanda Records, OTB03, 2003

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