Un LP (del inglés Long Play), también llamado disco de larga duración, es un disco de vinilo de tamaño grande, de 12 pulgadas (30,5 cm) de diámetro, en el cual se puede grabar, en formato analógico, un máximo de unos 20 a 25 minutos de sonido por cada cara.
Los LP suelen constar de unas ocho,
diez o doce canciones, dependiendo de su duración. Normalmente están grabados a
una velocidad de 33 y 1/3 revoluciones por minuto (33 RPM), aunque también los
hay de 16 RPM y 45 RPM.
Los primeros discos de larga duración se comercializaron
hacia 1948. Este tipo de disco fue la principal manera de publicar música
grabada durante los años 50, 60, 70 y 80.
A partir de mediados de los años 80, los LP empezaron a
perder protagonismo en favor de las cassettes, más pequeñas y resistentes,
aunque finalizando la primera mitad de la década del 2000 son cotizados por
coleccionistas y audiófilos, quienes lo consideran superior al CD, hasta el punto
de que hoy día se registra un nuevo aumento en sus cifras de ventas, que en
2011 alcanzaron las 345.000 unidades frente a las 237.000 en 2010.
Algunos disc jockeys consideran superiores a los discos de
vinilo de larga duración y utilizan este formato para hacer sus mezclas porque
tienen mayor resistencia que los sencillos.
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