Ray de
la Paz (Nace en el Bronx, New York, USA un 20 de Agosto). Versátil Sonero que
se da a conocer de la mano de su Compadre Louie Ramírez y su proyecto “Noche
Caliente”. Anteriormente estuvo con “Chino y su Conjunto Melao”, con la Banda
de “El Manos Duras” Ray Barreto, “La Orquesta Guararé” y quien con “La Spanish
Harlem Orquestra” pone de total manifiesto su enorme calidad y respeto absoluto
por la Salsa Brava.
LA VIDA de salsero de Ray de la Paz comenzó a inicios de la
década de 1970. Tras una efímera experiencia de un año con el grupo Los Chanti
–que le sirvió para encantarse con la música afroantillana–, el vocalista se
aventuró a explorar otras posibilidades que le permitieran desarrollarse más
como artista. En el transcurso del año 1972 estuvo participando con diversos
grupos musicales, sin mayor importancia, hasta que en 1973 encontró la
oportunidad que abrió nuevos surcos en su trayecto.
"Un día estoy en el Bronx y oigo unos ruidos que vienen
de un basement y me quedé parado escuchando. Oigo (el sonido de) las congas y
un tipo cantando y me acerqué a preguntar. Me dicen que es un grupo que está
empezando y se llamaba Goes Colón. Le dije al trombonista que yo cantaba y éste
me dijo que regresara la semana entrante para audicionarme. Cuando fui, se
trataba de otro grupo que él estaba organizando e hice mi prueba, quedé chévere
con ellos y me integraron", comenta el salsero.
A partir de entonces, Ray de la Paz se convirtió en el
cantante de la orquesta Don Juan, un colectivo con una base armónica fuerte,
con dos trombones, a la sazón del sabor que impuso el trabajo creativo de
Willie Colón y Héctor Lavoe, que en esos años marcaban su dominio en el
ambiente caribeño de Nueva York y Puerto Rico. Su experiencia en el grupo Don
Juan le ayudó al cantante para alimentar su estilo interpretativo, que tomó, en
parte, de la influencia del matancero cubano Justo Betancourt y del sonero
Héctor Lavoe.
"Después que escuché en un disco el tema
'Songorosongo', cantando Justo Betancourt, dije que no había pa' más nadie. Me
gustó su interpretación por el sabor y el guapeo. Me aprendí la canción y la
practiqué en casa porque era lo que estaba buscando", confiesa.
Junto al grupo Don Juan visitó los estudios de grabación por
primera vez.
En aquella ocasión trabajaron un disco de 45 rpm, hecho para
el sello Mucho Records, en el que se patentizó la influencia que venía
arrastrando de los cantantes Justo Betancourt y Héctor Lavoe. Aunque el disco
no tuvo ninguna repercusión en el mercado, le abrió las posibilidades de
trabajo y aumentaron sus presentaciones durante los fines de semana en los
clubes de música latina neoyorquinos.
En 1974 el grupo de Don Juan se desintegró porque su
director "se mudó a Puerto Rico a hacer otras cosas".
Ray de la Paz, por su parte, continuó actuando en clubes de
baile hasta que, poco tiempo después, conoció al músico Cruz de Jesús
("Chino"), quien lo invitó a formar parte de su grupo El Conjunto
Melao.
La experiencia con este grupo es considerada por el
vocalista como "un escalón" en su devenir artístico. En éste, tuvo la
oportunidad de rodearse de varias figuras importantes en el quehacer musical de
la época, como Héctor Zarzuela, Jimmy Delgado, Eddie Temporal y Pablo Canti,
entre otros.
"Con ellos agarré mucha experiencia porque era gente
que conocía bien el negocio", acota.
Su impulso artístico
La primera producción discográfica de larga duración (33
rpm) que logró Ray de la Paz en su historia fue junto a Chino y su Conjunto
Melao.
El disco homónimo, lanzado en 1975 bajo el sello TR, impactó
el mercado con temas como "Se derrama el melao" y "Qué bien te
ves", dos melodías que, pese a la fuerza que tenían las producciones
salseras que realizaba el imperio disquero de Fania, gustaron y pegaron en la
radio.
Su estancia en este grupo duró escasamente un año. Su salida
estuvo matizada por una oferta que el artista recibió para integrar el grupo
Guararé, dirigido por el pianista Gil López y en el que participaron un grupo
selecto de jóvenes y talentosos músicos, como Tony Fuentes (bongó), José
"Papy" Román (trompeta), Jimmy Delgado (timbales), Papo Vázquez
(trombón) y Ángel "Cachete" Maldonado (batá).
Su historia con Guararé quedó plasmada en dos producciones
discográficas. La primera fue grabada en 1977 para el sello TR e incluyó los
temas "Las latinas", "Juliana", "Realidad y
sinceridad", "Quisiera", "Iguales",
"Traviesos", "My Beautiful Bembé" y "Jeva de la
java".
Luego apareció "Renaissance" (1978), trabajada
para el sello Inca (Fania) y producido por el maestro Ray Barretto.
En esta producción la voz de Ray de la Paz se hizo notar en
la interpretación de "Te quiero gratis", "Elegüá",
"Guapo", "Qué linda te ves", "Sigo esperando",
"Pan con bacalao" y "María".
Para entonces, el cantante despuntó como uno de las mejores
voces de la música antillana, con un fraseo exquisito y buena tesitura. Poco
después su nombre comenzó a situarse entre las grandes ligas salseras,
subrayando el mejor capítulo de su historia musical.
Corría el año 1978 cuando Ray de la Paz dio el salto más
importante en su carrera musical, hasta entonces. Una noche, mientras trabajaba
en el club El Campo del Sol, en el Bronx, el veterano percusionista Ray
Barretto le hizo un acercamiento para que formara parte de su grupo.
Barretto había concentrado los últimos años de su carrera en
su trabajo como jazzista, luego del éxito que logró en 1975 con el disco
homónimo junto a los vocalistas Tito Gómez y Rubén Blades.
Era un momento importante para el músico, por lo que su
invitación para rearmar su batería salsera era una oportunidad que ningún
cantante rechazaría.
Ray de la Paz aceptó y, en un principio, se mantuvo en la
orquesta interpretando los temas que habían sido éxitos en las voces de los
cantantes que le antecedieron. El mismo año que ingresó a la agrupación
participó en los coros del disco "Gracias" y un año después apareció
también como corista en "Ricanstruction" (1979), el álbum que
significó el reencuentro comercial de Ray Barretto y Adalberto Santiago.
Poco después, entró al grupo el cantante Eddie Temporal
junto a quien armó el binomio vocal que acompañó a la orquesta del denominado
"Rey de las Manos Duras" en los años siguientes.
En el año 1980 apareció en el mercado la primera producción
de Ray de la Paz con la banda de Ray Barretto, "Fuerza gigante", que
circuló con los temas "Tu propio dolor", "Arallué",
"Aguardiente de caña", "Los mareados", "Pura
novela", "Guarapo y melcocha", "Tus mentiras" y
"Fuerza gigante". En este disco también cantó Eddie Temporal.
Luego, en 1982 acompañó a Ray Barretto como vocalista
principal del álbum "Ritmo de la vida" y cantó las melodías
"Manos duras", "Amor artificial", "Si no eres
tú", "Granada", "Mi dedicación",
"Indiferencia" y "Ritmo de la vida". En el ínterin, la
agrupación del famoso percusionista lanzó al mercado otros dos discos pero sin
la participación de Ray de la Paz.
Protagonista de un nuevo capítulo en la salsa
A mediados de 1982, Ray de la Paz abandonó la orquesta del
"Rey de las Manos Duras" inconforme con el trato que habían recibido
sus grabaciones en el mercado, contrario al impulso que tomaron las de los
cantantes que le precedieron. Además, reconocía que el sitial que había
alcanzado como exponente salsero le abría un caudal de posibilidades para
desarrollar su carrera con más ímpetu.
Meses más tarde, la productora californiana oni Figueras le
sugirió armar un proyecto musical diferente que tomara los temas más famosos de
la canción balada para regrabarlos en formato de salsa, un experimento novel
que, hasta ese momento, nadie había realizado. La propuesta contó también con
la participación del veterano músico y arreglista Louie Ramírez y los cantantes
Tito Allen y José Alberto "El Canario".
La idea era que cada vocalista seleccionara un par de temas
de una lista de éxitos de baladas, y que luego se comenzara su montaje en clave
salsera.
"En un principio había que escoger las canciones que
uno quería interpretar pero yo no escogí, esperando que los demás decidieran
para yo tomar lo que sobrara. Como la productora tenía prisa por grabar, buscó
otro cantante y me dejó fuera, con la casualidad de que el día de la grabación
me aparecí por los estudios y Louie me pidió que cantara. Leí los temas y los
hice", narra el salsero.
Para su fortuna, las melodías que interpretó en ese álbum,
que se tituló "Noche caliente", fueron los éxitos más brillantes de
la producción y de los más importantes –comercialmente– para el género, en los
inicios de la década de 1980. "Estar enamorado", "Todo se
derrumbó", "O me quieres, o me dejas" y "Simple
mágica" –todos en voz de Ray de la Paz– fueron la carta de triunfo de este
nuevo proyecto que, en un giro radical, comenzó a trazar un nuevo rumbo para la
música afroantillana.
A partir del éxito que logró Ray de la Paz, la salsa comenzó
a explorar nuevas posibilidades armónicas y líricas tomando en consideración
las variaciones en los patrones de consumo –la mujer se colocó en el mercado
como protagonista de las relaciones de intercambio–.
A la vez, las canciones inscritas en el desarrollo de una
lírica romántica, cuyo centro de exposición estaba circunscrito a la narrativa
de las situaciones por las que atraviesan las relaciones amorosas, marcaban la
tendencia del gusto de los programadores radiales, y por consiguiente del
público, en un momento en que estos productos discográficos eran los más
exitosos del mercado.
Fue un nuevo momento para el género, ahora en su
clasificación de "salsa romántica" que, contrario a las desviaciones
rítmicas que le siguieron, en esta producción se conservó la esencia de la
clave y el candor de su cadencia bailable.
"Hicimos una salsa con canciones románticas que eran
los éxitos de los baladistas, pero nunca se abandonó el ritmo.
Louie (Ramírez) conocía muy bien su trabajo y era muy
apegado a la clave'", comenta Ray de la Paz.
Ray de la Paz retomó su carrera en solitario al arribo de la
década de 1990 y hasta el presente se ha mantenido vigente por su inigualable
arte interpretativo.
En los últimos tiempos ha trabajado con Ray Barretto y la
orquesta de Tito Puente. Desde 2002 forma parte de la portentosa agrupación
Spanish Harlem Orchestra, junto a la que ha grabado los discos "Un gran
día en el barrio" (2002) y "Across 110th Street" (2004).