“La Reina del Latin Jazz” es la última figura de la música afroantillanna en partir a la orquesta celestial. La cantante cubana Graciela Grillo Pérez, una de las pioneras en la difusión de los ritmos cubanos falleció el miércoles 7 de abril por causas naturales en el New York Hospital de la ciudad de Nueva York. Tenía 94 años.
Graciela Pérez Gutiérrez nació en La Habana, Cuba
y se crió en la afrocubana barrio Jesús María. Un pionero en la música, como
mujer negro cubano, en el mundo de la llamada del hombre, que abrió las puertas
a todos los que siguieron ella. Ella se realizó en todo el mundo, registrando y
compartiendo el escenario con su hermano mayor adoptivo, Frank
"Machito" Grillo , quien la animó a cantar. Tocaron junto a Mario
Bauzá (creador del género de Jazz Afro-Cubano ) en la orquesta de renombre
mundial Machito y los afrocubanos. Graciela se conoce sobre todo por su gran
voz, subido de tono y atrevida presencia en el escenario y sexy doble sentido
letras. Ella podía cantar una jazzy guaracha con tanta facilidad como el manejo
de los más románticos boleros . Aunque sus apellidos eran Pérez Gutiérrez, que
sólo era conocido por su nombre de pila, "Graciela", mucho antes de
hacerlo se hizo ampliamente moda entre los músicos.
Graciela, tal
como se dio a conocer entre los seguidores del Latin Jazz, nació en La Habana
el 25 de agosto de 1915. Si bien ya al inicio de la década de los años 30 se
dio a conocer en Puerto Rico, México, Panamá y Francia, no fue hasta mediados
de los años 40 que alcanzó la fama cuando, ya establecida en Nueva York, se
convirtió en la voz femenina de las orquestas de su cuñado Mario Bauzá y su
hermano Machito, con quienes grabó varios álbumes que le dieron la vuelta al
mundo.
“Esta es
Graciela, Intimo y sentimental”, “Yo soy así” y “La fabulosa Graciela con
Machito y su orquesta” son algunos trabajos que explican por qué la cantante se
ganó los títulos de “Primera Dama del Latin Jazz”, “La Reina del Latin Jazz” y
“La Madrina” de los ritmos afrocubanos. Graciela es una referencia
imprescindible a la hora de hacer cualquier recuento sobre la época dorada de la
música cubana en Estados Unidos y su influencia en el fenómeno de la salsa.
Basta con escucharla en sus versiones de las guarachas ¡Dale jamón! y ¡Ay!,
José, Sí, sí, no, ¡no!, así como del bolero Amor ciego, para comprobar la
versatilidad de su estilo.
El legendario
percusionista cubano Cándido Camero, quien compartió escenarios con ella a lo
largo de varias décadas y grabó “Inolvidable, Cándido & Graciela” (Chesky
Records, 2006), el último disco de la cantante, aseguró que será difícil
sustituirla. ‘‘No creo que nadie pueda ocupar el lugar que ha dejado la Reina
del Jazz Afro-Cubano, mi amiga, mi hermana, Graciela Pérez”, expresó
consternado.
Por su parte,
el cineasta y teatrista cubano Iván Acosta dijo que “Graciela fue una de las
divas más brillantes que Cuba haya ofrecido al mundo. Siempre la recordaremos
por su sencillez y humildad”. Para Acosta, la participación de Graciela en su
documental Cándido, manos de fuego (2006) es un valiosísimo legado para las
generaciones venideras. ‘‘Tuve la dicha de tenerla muy cerca”, agregó.
Entre los
reconocimientos que recibió la intérprete se encuentran el Latin Jazz USA Chico
O’Farrill Lifetime Achievement Award 2006 y varias nominaciones para el premio
Grammy. En el momento de su deceso la cantante se encontraba con sus amigos
Mapy Torres y Avenol Franco, quienes se dedicaron a cuidarla en el hospital
hasta el último instante.
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