Julio Bartolomé Cueva Díaz. Músico cubano. Nació en Trinidad, Las Villas, el 12 de abril de 1897 y falleció en La Habana, el 30 de diciembre de 1975. Compositor de varias obras con gran aceptación de la población. Estudió solfeo y cornetín y formó parte de la orquesta de Bartolo Vidal. Fue director de la Banda de Trinidad y fundó su propia orquesta.
Niñez y juventud
Nació, el 12 de abril de 1897,
en la Villa de la Santísima Trinidad, en la calle de Gracia 14 (actual 164),
entre San Procopio y Santo Domingo, Julio Bartolomé Cueva Díaz, hijo del
talabartero, violinista y güirero José Bartolomé Cueva Díaz y de Josefa
Cristina Díaz Piedra, humilde ama de casa.
Cuando Julio tiene alrededor
de cinco años, su padre abandona a la familia y quedan en mayor desamparo
económico, por lo que la madre de Bartolomé, doña Candelaria Díaz Villa,
enfrenta la situación familiar lavando y planchado para distintas familias,
mientras que Josefa Cristina se ocupaba de las labores de la casa y cosía y
remendaba para algunas personas, pero las monedas no alcanzaban y cuando Julio
tenía siete años vendía latas de agua -dos latas por cinco centavos- por las
viejas y empedradas callejuelas trinitarias.
Cuando cursaba el sexto grado
con Francisco Zerquera, en su propio colegio se instituyó una escuela de
música, pero hasta ese momento el niño no tenía mucho interés por la misma, a
pesar de la afición del padre por el violín y el güiro; de que su tío Bartolo
Vidal -medio hermano de doña Candelaria- tenía una orquesta típica y que a su
madre también le entusiasmaba el arte de los sonidos y el tiempo. Pero ocurrió
el suceso que marcó la vida del niño Julio: la llegada a Trinidad de una Banda
infantil cienfueguera que tocaba en las procesiones de aquella Semana Santa.
Los niños, dirigidos por un
tal Juan Harina, tocaban cornetas, y luego de las procesiones recorrían el
pueblo con sus sonidos metálicos para recaudar algunas monedas. Julio los
seguía horas y horas por las adoquinadas calles y, a partir de entonces, decidió
que estudiaría música y sería un gran pianista.
Lo comenta en su casa y la
abuela Candelaria logra que Julito ingrese en 1908 en la recién fundada Escuela
Municipal de Música de Trinidad, dirigida por los hermanos Buenaventura y
Rafael Dávila -director y subdirector-, y su primer maestro de solfeo es don
Buenaventura. Mientras, Julio mantenía su preferencia por el piano, pero las
estrecheces económicas familiares sólo le permitieron estudiar cornetín, cuyas
clases le fueron impartidas por el profesor José Manuel Lombida. Entonces, la
abuela Candelaria le compra al niño el único cornetín que había en Trinidad.
Otras actividades
En 1910 se crea la Banda
Infantil, y Julio Cueva es uno de los fundadores, y en ese mismo año gana su
primer sueldo como músico, por tocar en un baile en la sociedad El Liceo,
amenizado por aquella Banda, aparte de que también ofrecían retretas nocturnas
en el Parque Céspedes, conocido antes como Plaza de Carrillo. En 1911 es
cornetín solista del grupo infantil.
Para sorpresas de todos
regresa Bartolomé Cueva en 1912 y se integra al hogar. Reinicia sus amoríos con
Josefa y del reencuentro nace Ana Rosa, la única hermana de Julio, quien ya
tenía quince años. Pero Bartolomé desaparece de nuevo, y ahora para siempre,
mientras que Julio Cueva continúa dándole frente a la economía de la familia,
ya con Ana Rosa, a quien él crió y adoró como a una hija. Para tristezas de
todos, la abuela Candelaria había fallecido.
Julio Cueva
Superación musical
Continúa su superación musical
y en 1913 se integra a la orquesta típica de su tío abueloBartolo Vidal, hasta
que en 1915 se presenta a exámenes para optar por una plaza de cornetín solista
en la Banda Municipal de Santa Clara.
El tío Bartolo se opone y
presiona a la familia para que Julio desista y no abandone el pueblo, porque su
orquesta iba a perder un buen músico, lo cual a él no le convenía, pero Cueva
insiste y le promete a su madre mudarlos con él para Santa Clara con su primer
sueldo.
Se presenta y gana la plaza,
pero el director, Domingo Martínez, le impone como condición que estudie solfeo
con él durante tres meses, pues Julio Cueva aún no sabía subdividir en los
compases compuestos. Según dijera muchos años después, a los maestros Martínez
y Agustín Jiménez Crespo -subdirector de la Banda- les agradeció siempre sus
conocimientos musicales.
Se inicia un ascenso en su
carrera profesional y hace tres giras con la Compañía de Arquímedes Pous, bajo
la dirección orquestal de los maestros Álvaro Herr, Jaime Prats y Eliseo
Grenet. Una cuarta gira la efectuó con la compañía de la mexicana Esperanza
Iris. El cornetín solista de la Banda Municipal villaclareña empezó a escribir
danzones a partir de 1918, muchos de los cuales se estrenaron en las retretas
que se ofrecían los jueves y domingos en el Parque Leoncio Vidal. Del año 18 se
conocen:
Ten cuidado con Irene
Campanario y Chucumbún.
Y en un receso de cualquiera
de las tantas retretas ofrecidas por entonces, Julio bajó de la glorieta y
conoció a una cienfueguera residente en Santa Clara desde años atrás,
estudiante de música del Conservatorio Orbón.
En 1923, año en el que Cueva
pasó a formar parte de la Banda de Cienfuegos como trompeta solista y en la que
estuvo sólo unos meses, pues fue designado director de laBanda Municipal de
Música de Trinidad, con Félix Reina como subdirector. Meses después, el maestro
Cueva funda su propio grupo musical, tomando como modelo la orquesta típica de
su tío abuelo Bartolo Vidal. Las llamadas orquestas típicas se componen de un
trío de metales (Cornetín, Trombón y Figle), dos Dúos de clarinetes, un Dúo de
violines, Contrabajo, Timbal y Güiro. Y la orquesta de Julio Cueva, formada por
músicos trinitarios, la integraron:
Félix Reina, padre: violín
primero Pedro Barrizonte (Machín): violín segundo Rafael Zerquera Brunet
(Fengo): clarinete primero Leonardo Eloy Castellanos (Llito): clarinete segundo
Fernando Mario Domenech Altunaga: trombón Juan Peñones: figle; Cleto Hernández:
timbalero [Juan Troncones: tumbador y cantante Rafael Pablo (Macaíto): güirero;
José Zambrana: contrabajo, plaza que después ocupó Higinio Escocia. El director
y trompetín solista era el maestro Cueva.
En más de una ocasión se ha
negado que Cueva escribiera danzones y fue precisamente en este período de 1923
a 1929, en Trinidad, cuando su creación danzonera fue mayor, pero si esos
danzones se desconocen como tales es porque, años después, les transformó el
género a muchos, y otros los perdió al ingresar en las filas de las Brigadas
Internacionales, durante la Guerra Civil Española.
(Otros géneros) Alianza para el Progreso, Mi
cañonazo, No volverána pasar, Santa Clara, Se apareció el brillante, Te lo
dije, Trinidad, Triunfo en el extranjero, Unidad, Yanqui, Cuenta bien, y No
queremos guerra.
Obras
(Afrocubano) La paloma
socialista, Ladrón de gallinas.
(Guaracha) A quilito el
puente, Alé alé reculé, Cuba en la guerra, Demokracia con K, El golpe
bibijagua, Tingo talango, Un saco lleno de agujeros y Un solo golpe a la lata.
(Son-guajira) Castillito en el
aire, Desintegrando, El arpa y la ORPA y Sabanimar.
(Conga) Cero Hitler en el 42.
(Danzón) Con mis tijeras, Cuba
en la guerra, Chucumbún, Boda de plata, Bronca en el solar, Campanario, Candela
en Quemadito, Cáscara, Puya y tomar con leche, El cayito, El chicharrón de
Palanca, El gripazo, El hombre de la medianoche, El marañón, Eso es poco, Estoy
espiritista, Felisa, Jesús del Gran Poder, La melena, La pintura blanca, Los
atolondrados, Que le mande el paquete, Shanghai, Ten cuidado con Irene.
(Otros géneros) Alianza para
el Progreso, Mi cañonazo, No volverána pasar, Santa Clara, Se apareció el
brillante, Te lo dije, Trinidad, Triunfo en el extranjero, Unidad, Yanqui,
Cuenta bien, y No queremos guerra.
Datos de interés
Sobre la actuación de Cueva
con la orquesta de Aspiazu en París, dijo Alejo Carpentier: «...Julio Cueva,
uno de los mejores trompetas que andan por el mundo, ataca notas agudísimas,
marcando el ritmo con el cuerpo entero[...].»
En París, Julio Cueva
participó con la orquesta de Azpiazu en los filmes: Orquídeas negras o
Espérame, protagonizada por Carlos Gardel, en la que aparece como solista
tocando El manisero de Moisés Simons.
Alejo Carpentier lo
inmortalizó en su novela La consagración de la primavera, en el personaje de
Gaspar Blanco.
Muerte
Falleció de un infarto el 30
de diciembre del año 1975.
Bibliografía
Fabio Betancur Álvarez. Sin
clave y sin bongo no hay son. Medellín, Editorial Universidad de
Antioquia,1993.
Dulcila Cañizares. Julio
Cueva: el rescate de su música. La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1991.
Alejo Carpentier. «El alma de
la rumba en el Plantation». En: Temas de la lira y del bongó. La Habana,
Editorial Letras Cubanas, 1994;
La consagración de la
primavera. La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1987.
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