Les comparto una crónica que escribí con la ayuda de uno de nuestros más destacados melómanos: Julio Mosquera (Q.E.P.D.) y que se transmitió en el 2008 por Florida Stéreo en una franja que había en el noticiero llamado "Florida en crónicas".
GRILL BABALOO:
Hacia finales de los años
sesenta en medio de una fiebre recientemente iniciada por la música salsa que
se empezó a escuchar por todos los rincones de los municipios cercanos a la
capital vallecaucana, nace en Florida esta empresa familiar de los hermanos
Mosquera llamado Grill Babaloo. Julio y Víctor Mosquera como administradores y
Orlando Mosquera como apoyo económico, dejó rodar sus primeros long plays en lo
que anteriormente se conocía como la Planta, sitio ubicado en el corregimiento
del Pedregal, en el sitio donde hoy se encuentra el hecho ruinas Tayrona. Luego
fue trasladado a la caseta “La Chispa”, lugar en el que hoy tiene su sede el
Cuartel de los Bomberos y en el que funcionaron durante seis meses. Se
reubicaron luego en Costa Brava (cra 16 con calle 11 esquina) y allí estuvieron
durante dos años. Finalmente compraron la caseta Tropicana de propiedad de don
Gilberto Ochoa, ubicada en la cra. 14 con calle 7 esquina.
Fue Julio Mosquera quien
decidió que el nombre de “Babaloo” fuera el que distinguiera la discoteca y lo
escogió para hacerle honor a un cantante de la famosa orquesta de la Sonora
Matancera, Miguelito Valdez, conocido como Mr. Babaloo.
Era la época de la famosa
gaseosa Ginger Ale Canada dry, de la cerveza Póker envasada en botella grande y
organizada en cajas de madera. De las luces negras para iluminar la pista de
baile y que bajo su brillo embellecían los ojos y facciones de cualquier
parroquiano del común. Cada sábado, los amantes del baile y de la buena salsa,
sacaban a lucir en la pista sus mejores prendas: Los hombres el pantalón de
terlenka con la bota campana, la camisa ceñida al cuerpo y entreabierta dejando
ver entre la maraña del velludo pecho un medallón con el símbolo de paz y amor…
cabellos largos, zapatos de tacón alto los muchachos (los famosos cheverísimos)
y los ya mayorcitos el zapato de charol blanco o amarillo o del color
preferido… Ah, y para completar no podía faltar el toque final con la loción
del Pino Silvestre, el desodorante Old Spice de Shulton, los más acomodados y a
quienes el dinero no abundaba el desodorante Yodora o en últimas el limón. Las
mujeres, con minifalda o pantalón de terlenka a la cadera también haciendo gala
de la bota campana, ojos con maquillaje de colores intensos en donde se
destacaba el delineador negro que sobresalía por el rabillo del ojo haciendo
ver los ojos achinados, la piel brillante por las capas de base o polvos Cara
de Ángel. Cabello con grandes moñas y capul. La famosa loción Topacio dejaba su
estela desde la entrada de la discoteca hasta la pista, su fragancia penetrante
era difícil de retirar del cuerpo hasta con el muy conocido jabón de baño
Camay, traído por encargo de San Andrés o Maicao. Quien no salió a saltar con
el Kasachok o Tabaco rock? ¿Quién no dio muestras de sus habilidades
dancísticas y se pavoneó al compás de “Caraqueña” o se atravesó la pista de
lado a lado (¡cuando no había mucha competencia claro ¡) cual torero en la
arena bailando “España cañí”? Babaloo está en los recuerdos de los amantes de
la salsa dura, la música tropical y el bolero son. Darío Piedrahita, Raúl
Jaramillo, Diego Espinoza, Wilson Bravo y Julio Mosquera, conocían muy bien el
gusto de sus clientes y siempre los complacían con la música de su
predilección. En el año de 1996 el viejo Babaloo cerró sus puertas y se dio
inicio a una nueva etapa de esta empresa familiar: “La Cascada”, pero su nueva
propuesta no llenó las expectativas de los seguidores, convirtiéndose en otro
espacio de alquiler para eventos especiales. Babaloo, con sus bancas y mesas de
madera, sus luces, decoración y música ha pasado a la historia del municipio
como uno de los mejores lugares para bailar al compás de las canciones de los
mejores intérpretes de la época.
Escrito por Marely Ararat
Escobar
5 comentarios:
Espléndido relato. Felicitaciones a Marelí, a Brayan Jaramillo y a todos los que hicieron parte de la mejor época de rumba que tuvo Florida.
Excelente el mejor bailadorjamas nos olvidamos fue un sitio de mucho respeto armonía alegría bailamos mucho y los hombres unos caballeros de rumba pero de verdad bailadores como los nombrados allí y muchos más la juventud de ahora bailan porque les enseñamos y les gusta mucho las viejoteka ya aprendieron unos otros no saben es nada pero esos tiempos fueron y son de no olvidar en la boca de los floridanos se escucha todabia hablar del babalu gracias Mariela brayan por estos recuerdos y venían de corinto Miranda mucha gente a gozar mejor dicho yo baile mucho en mi babalu y me volaba amis papas y me daban duro pero alos 8 días volvía y baile porque buenos parejos si habían todos los muchachos bailaban bueno unos pasadobles boleros milongas Fox Charleston pachanga charanga pasillos yo me gané varios concursos muchos y también me gane varios juetazos jajajajaja pero buena bailarina no me dejaban tomar mi cocacolita era pequeñita era lo único que tomaba trago nada gracias bendiciones y esta noche para mi solo gratitud Dios los bendiga muy chevere
muchas gracias por compartir también tu experiencia en este mágico rumbiadero, y dar a conocer a las nuevas generaciones lo que era la rumba.
Excelente relato de la baba loo, pues bastante me baile muchas veces con mis familiares a pesar de estar muy joven no había restricciones con la edad después de los 16 años se podía ir a rumbear con los zapatos plataforma y ropa de terlenca, aunque de vez en cuando se formaba la guerra de asientos por algunos desordenados que no controlaban el consumo de alcohol; se pasaba muyyyyy bien
Gracias Marely por excelente crónica y traernos al recuerdo estos gratos momentos
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