jueves, 30 de enero de 2020

EL MULATO, DEL BARRIO CALEÑO EL DIAMANTE AL SUPER BOWL DE MIAMI


El resumen puede ser así: el Mulato, caleño por adopción, llegó a las coreografías de la neoyorquina de origen puertorriqueño Jennifer López gracias al exmarido de esta, Marc Anthony, pero en la repartición de bienes al momento de la separación, la cantante, productora, actriz y bailarina se quedó con el bailarín y coreógrafo colombiano.


Llevan varios días ensayando 8 horas diarias para los 7 minutos más importantes en la historia del Mulato y su escuela en este momento: el intermedio del Super Bowl, el juego entre los Chiefs de Kansas City y los 49ers de San Francisco, la final del fútbol americano que ha tenido hasta 103 millones de televidentes y es la transmisión más vista en Estados Unidos.

Este partido se hace en un estadio lleno: el Hard Rock Stadium de Miami tiene un aforo de 65.326 espectadores y las boletas en reventa rondan los 7.000 dólares (21’000.000 de pesos).
Allí estará el Mulato con 24 de sus bailarines, que es como decir la selección Colombia absoluta, pues son los mejores de su escuela, jóvenes, en su mayoría, que han llegado a Swing Latino desde zonas deprimidas de Cali buscando un mejor futuro y lo tienen de la mano de Luis Eduardo Hernández, el nombre con el que lo bautizaron en una vereda de Palestina, Caldas, donde nació el 19 de agosto de 1969. Swing Latino acompañará a López en su presentación.

Hoy, a sus 50 años, recuerda que fue en Los Ángeles donde conoció a Marc Anthony y este lo vio bailar. De ahí llegar a J Lo fue no solo por una relación personal entre los dos artistas, sino profesional.
Con la llamada Diva del Bronx, el Mulato y Swing Latino iniciaron un camino en Estados Unidos, que incluyó la participación en el reality de ese país World of Dance, donde el grupo ocupó el tercer lugar en el 2017, entre otros.

Pero ese no fue el techo para el Mulato, que siempre ha ido por más. Hijo de gestores sociales (su papá, serenatero y bailador, pendiente de la comunidad, y su mamá, perteneciente a grupos de oración), la familia Hernández (papás, 8 hijos, abuela y un tío) llegaron a Yumbo cuando el Mulato tenía 5 años y de allí pasaron a Cali.

“Éramos una gallada y nos instalamos en El Diamante, que era el último barrio antes del distrito de Agua Blanca. Vivíamos todos en un espacio grande y mi papá entró a trabajar a los Ferrocarriles Nacionales”, cuenta.


En esa casa nació el primer grupo de baile de los Hernández. Porque, eso sí, han sido bailadores, “agualuleros (fiesteros), pero, sobre todo, gente haciendo tejido social y trabajo social a través de distintas actividades”, dice orgulloso.
Y esa enseñanza que le viene de sus ancestros no la ha olvidado. De hecho, hoy el Mulato y su esposa, Martha Lucía Montañez, siguen celebrando el barrio, la vida y el apoyar a muchos bailarines.

Con la llamada Diva del Bronx, el Mulato y Swing Latino iniciaron un camino en Estados Unidos, que incluyó la participación en el reality de ese país World of Dance
Eso sucede desde la primera escuela de salsa, que luego se llamó Los Ases del Ritmo, y de ahí a un nuevo barrio, San Pedro Claver, donde nació Swing Latino.

En esa época, alrededor de 1988, el Mulato terminó el bachillerato y se fue a prestar servicio militar ahí mismo, en Cali. “Los martes y los jueves me volaba del batallón para dirigir la escuela, y al nacer Telepacífico participamos en un concurso llamado Estrellas del Pacífico. Cuando se dieron cuenta en el batallón, primero, me regañaron y, luego, me felicitaron”.

Por supuesto, entre los militares también ganó la fama de bailador. El dragoneante Hernández dejó huella en el batallón y siguió su camino.

“Para mí la vida es bailar, pero eran los días en los que bailar salsa en Cali no era bien visto, era de gente baja. Sin embargo, nos dimos cuenta de que se podía vivir de los espectáculos si le dábamos otro toque. Tomamos esa tradición de Evelio Carabalí, Amparo Arrebato y Watusi, reconocidos danzarines de la vieja guardia, y le pusimos el baile estilo Los Ángeles y un toque de acrobacia”, afirma. Hoy, ese es su sello.

Porque para él, independientemente de que la salsa como baile no haya sido bien vista en Cali y el Valle en general por un buen tiempo, eso no le quita que sus exponentes siempre hayan tenido estilo y clase, pasando a la historia rumbera local y hasta nacional.

“Hoy hay una apropiación de ese baile, somos un sector que se volvió inteligente y pensamos en que nos vaya bien a todos”. Por eso, el Mulato siempre dice: “El que baila gana”, y tiene razón.

Los bailarines de su escuela han ganado mundiales de salsa en Estados Unidos y Colombia. Y en el Mulato Cabaret, su teatro, presenta espectáculos que van desde los domingos sociales hasta montajes como Dime si soy latino, entre muchos otros.

Con ‘hijos’ bailarines en distintos lugares del mundo, y ya incluso ‘nietos y bisnietos’, en cada visita suya a un país lo reciben todos esos muchachos caleños que hoy tienen escuelas de salsa y han ido regando la pasión del baile. “Swing Latino ha ido a 130 países y donde hay gente de la escuela haciendo su vida y su trabajo, son ejemplo de dignidad y buen baile”, afirma.

Tomamos esa tradición de Evelio Carabalí, Amparo Arrebato y Watusi, reconocidos danzarines de la vieja guardia, y le pusimos el baile estilo Los Ángeles y un toque de acrobacia
Y uno de los lugares más lejanos a los que ha ido para hacer un espectáculo es a las islas Maldivas, un viaje de más de 24 horas para dos minutos de presentación, que era lo estipulado.

Por lo pronto, piensa seguir en su relación laboral con J Lo, que ha sido buena para ambas partes y de quien este caleño adoptado ha aprendido cada segundo desde que la conoce. “Ella me lleva de su mano. Admiro su espíritu de guerrera, su sencillez, su exigencia. Y es que exige porque da mucho”.

Luego de su participación en el Super Bowl, el Mulato sabe que la vara cada vez es más alta. Y él piensa cosas que no son descabelladas, como un espectáculo en Broadway muy latino y mulato, o abrir una escuela en Las Vegas, por ejemplo.

“A donde vaya, yo le doy a la gente un espacio feliz”, dice este hombre que aunque ya no vive en El Diamante, siempre va a allá a “recargar energías, a ver el barrio y a saber que hay que seguir con los pies en la tierra”. Así habla este Mulato que ha hecho camino al bailar.

https://www.facebook.com/pg/MulatoCabaret/photos/?ref=page_internal
 copy: EL TIEMPO 

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