Dice
el maestro Manyoma que esto de la salsa ha sido como un trueque: “Los
puertorriqueños encontraron en Colombia uno de sus mejores lugares de trabajo”,
y que vinieran tanto llevó a los músicos de aquí a aprender; “por eso tenemos
un movimiento tan grande y de tan alto nivel”, comenta.
Tiene
64 años y la voz fuerte de un grande. Lleva 42 años en la música y, afirma,
siempre ha tenido trabajo. Su talento nació en Cali, en 1951, y rápido encontró
el camino del baile en los griles de la ciudad, al igual que de Juanchito.
Luego
vino el tema del canto, y ahí se quedó, con una voz maravillosa y sentida, la
misma que ha hecho grande temas como El preso, Los charcos, Mi río Cali y El
patillero, solo por nombrar algunos.
El pasado 12 de marzo estuvo en Bogotá, en el Royal Center, alternando con otras
importantes voces de la salsa, como Charly Cardona, Javier Vásquez, Álvaro del
Castillo, Carlos Guerrero, Jhon Lozano, Carlos Brito y Rey Calderón, que han
hecho parte de orquestas como Niche y Guayacán.
“Lo
bueno de todo este movimiento salsero es que nos respetan. En Colombia somos
una potencia musical, no hay nada qué hacer”, sigue el maestro Manyoma, quien
espera este concierto para cantar con otros intérpretes, “la mayoría de la zona
del Pacífico, aclarando que cada uno ha hecho su aporte y tiene su estilo”.
Saoko,
como también es conocido, nació como Wilson Manyoma Gil y en un viaje a
Medellín, a principios de la década de los años 70, conoció a Julio Ernesto
Estrada Fruko y entró a su orquesta.
Eran
los años en los que Joe Arroyo también hacía parte del grupo y los dos
cantantes se convirtieron en un sello inconfundible de la orquesta de salsa de
Medellín, “en la que me volví un bohemio y un gran cantante, muy reconocido.
Hicimos giras por varios países, fueron grandes momentos”, agrega el músico.
Pero
también fueron amigos él y el Joe. Compartían habitación en hoteles y cuando
cada uno siguió su ruta, no dejaron de hablarse. “Tengo grandes momentos de mi
vida con el Joe, muy grandes”, comenta.
De
hecho, poco antes de la muerte del cartagenero, Manyoma estuvo en Barranquilla,
y “me dijo que cuando él se fuera quería que yo estuviera ahí, porque esa
ciudad me necesitaba”.
Entonces,
agrega Saoko, “me quedó sonando esa relación del Joe con Barranquilla y, de
pronto, tuve una pareja de allí y ya tengo una niña, Salomé. A mí esposa no le
gusta Cali y desde el principio me advirtió que no se iba de su ciudad;
entonces, aterricé en la capital del Atlántico, donde cada ocho días hay
trabajo. Esta ciudad me adoptó”, cuenta.
En
Barranquilla, la pequeña Salomé “ya está bailando. Tengo fe en que ella saque
mi vena y yo creo que va a dar la sorpresa”, comenta el maestro, al que le da
nostalgia que de sus ocho hijos, solo Wilson júnior se haya dedicado a la música:
es percusionista.
Con
Fruko, Manyoma tuvo varios etapas muy importantes. La primera hasta 1982,
cuando salió el álbum Fruko, el genio, en el que Manyoma cantó Llueve que
llueve, Anita tuntún y Mendigo de amor.
Luego
salió de la orquesta, pero en 1985 regresó para el disco El magnífico y en 1989
para El padrino de la salsa. Mientras tanto hizo parte de grupos como The Latin
Brothers (con el que grabó el éxito El serrucho).
A
principios de los años 90 formó su propio grupo, La Decisión, junto con su hermano
Hermes Manyoma. En 1994 hizo una gira con Fruko por Europa.
Esa
es una relación que nunca se acabará. “Fruko es el pionero de la salsa en el
país, el hombre más importante de este movimiento. En su orquesta estuvimos Joe
y Pipper Pimienta, ya fallecidos, y yo, Wilson Manyoma, que sigo dando la
batalla salsera”.
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