lunes, 14 de marzo de 2016

Wilson Manyoma Saoko, señor cantante de salsa

Dice el maestro Manyoma que esto de la salsa ha sido como un trueque: “Los puertorriqueños encontraron en Colombia uno de sus mejores lugares de trabajo”, y que vinieran tanto llevó a los músicos de aquí a aprender; “por eso tenemos un movimiento tan grande y de tan alto nivel”, comenta.


Tiene 64 años y la voz fuerte de un grande. Lleva 42 años en la música y, afirma, siempre ha tenido trabajo. Su talento nació en Cali, en 1951, y rápido encontró el camino del baile en los griles de la ciudad, al igual que de Juanchito.

Luego vino el tema del canto, y ahí se quedó, con una voz maravillosa y sentida, la misma que ha hecho grande temas como El preso, Los charcos, Mi río Cali y El patillero, solo por nombrar algunos.

El pasado 12 de marzo estuvo en Bogotá, en el Royal Center, alternando con otras importantes voces de la salsa, como Charly Cardona, Javier Vásquez, Álvaro del Castillo, Carlos Guerrero, Jhon Lozano, Carlos Brito y Rey Calderón, que han hecho parte de orquestas como Niche y Guayacán.

“Lo bueno de todo este movimiento salsero es que nos respetan. En Colombia somos una potencia musical, no hay nada qué hacer”, sigue el maestro Manyoma, quien espera este concierto para cantar con otros intérpretes, “la mayoría de la zona del Pacífico, aclarando que cada uno ha hecho su aporte y tiene su estilo”.



Saoko, como también es conocido, nació como Wilson Manyoma Gil y en un viaje a Medellín, a principios de la década de los años 70, conoció a Julio Ernesto Estrada Fruko y entró a su orquesta.

Eran los años en los que Joe Arroyo también hacía parte del grupo y los dos cantantes se convirtieron en un sello inconfundible de la orquesta de salsa de Medellín, “en la que me volví un bohemio y un gran cantante, muy reconocido. Hicimos giras por varios países, fueron grandes momentos”, agrega el músico.

Pero también fueron amigos él y el Joe. Compartían habitación en hoteles y cuando cada uno siguió su ruta, no dejaron de hablarse. “Tengo grandes momentos de mi vida con el Joe, muy grandes”, comenta.

De hecho, poco antes de la muerte del cartagenero, Manyoma estuvo en Barranquilla, y “me dijo que cuando él se fuera quería que yo estuviera ahí, porque esa ciudad me necesitaba”.

Entonces, agrega Saoko, “me quedó sonando esa relación del Joe con Barranquilla y, de pronto, tuve una pareja de allí y ya tengo una niña, Salomé. A mí esposa no le gusta Cali y desde el principio me advirtió que no se iba de su ciudad; entonces, aterricé en la capital del Atlántico, donde cada ocho días hay trabajo. Esta ciudad me adoptó”, cuenta.

En Barranquilla, la pequeña Salomé “ya está bailando. Tengo fe en que ella saque mi vena y yo creo que va a dar la sorpresa”, comenta el maestro, al que le da nostalgia que de sus ocho hijos, solo Wilson júnior se haya dedicado a la música: es percusionista.

Con Fruko, Manyoma tuvo varios etapas muy importantes. La primera hasta 1982, cuando salió el álbum Fruko, el genio, en el que Manyoma cantó Llueve que llueve, Anita tuntún y Mendigo de amor.

Luego salió de la orquesta, pero en 1985 regresó para el disco El magnífico y en 1989 para El padrino de la salsa. Mientras tanto hizo parte de grupos como The Latin Brothers (con el que grabó el éxito El serrucho).

A principios de los años 90 formó su propio grupo, La Decisión, junto con su hermano Hermes Manyoma. En 1994 hizo una gira con Fruko por Europa.


Esa es una relación que nunca se acabará. “Fruko es el pionero de la salsa en el país, el hombre más importante de este movimiento. En su orquesta estuvimos Joe y Pipper Pimienta, ya fallecidos, y yo, Wilson Manyoma, que sigo dando la batalla salsera”.

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