Alfredo “Chocolate” Armenteros
(Nace en Las Villas, Cuba el 04 de Abril
del año 1947). Extraordinario Trompetista y Arreglista cubano que se ha paseado
por las orquestas más importantes del Son Cubano, la Salsa Brava y el Latín
Jazz Mundial.
Empezó tocando en una banda
dirigida por René Alvarez llamada Conjunto Los Astros, y pronto después con
Arsenio Rodríguez. El apodo "Chocolate" se originó cuando alguien le
confundió con el boxeador Kid Chocolate. Fue miembro del famoso conjunto cubano
Sonora Matancera de 1977 hasta 1980. Ha tocado con algunos de los más
renombrados músicos de la música tropical, incluyendo José Fajardo, el
puertorriqueño César Concepción (1909 – 1974), Charlie Palmieri y Machito.
Tocó con Arsenio Rodríguez,
Machito y Beny Moré, y compartió escenarios con Dizzy Gillespie. Ha actuado en
76 países a lo largo de más de 60 años de una trayectoria que continúa y a sus
85 sigue tocando y bailando, y dice que aún se siente como un niño. Es el
trompetista afrocubano Alfredo “Chocolate” Armenteros, considerado el Louis
Armstrong latino.
“Me consideran así desde que
fui a un festival de jazz en Suiza cuando tocaba con la banda de Machito”,
recuerda el músico durante una entrevista reciente en su casa en el barrio
neoyorquino de Harlem. “Al darme allí mi distintivo para tocar vi que en él
ponía ‘Chocolate, el Louis Armstrong latino’. Yo decía que me llamaba Chocolate
Armenteros, pero ellos me pusieron ‘el Louis Armstrong latino’ ”.
Armenteros explica el porqué
de su apodo: “Una muchacha me confundió con el boxeador Kid Chocolate y luego
se me quedó ese nombre”.
En su apartamento, forrado con
fotografías suyas y de su familia, de otros músicos y celebridades, resalta una
imagen de Celia Cruz, con quien el músico tenía una gran amistad. Otra muestra
a Bill Cosby, cuando este le invitó a su show televisivo.
El alegre octogenario, de
carácter jovial y bromista, se mantiene activo y en buena forma y no ha dejado
su ritual diario de fumar puros y tomarse un coñac, algo que, recuerda, también
hacía su madre, quien murió de mayor. Dice que come sano y fresco y que cocina
él.
El encuentro es antes del
mediodía y Armenteros, sentado en un cómodo sofá, se deleita con su cigarro y
su copita, mientras escucha jazz y por un momento incluso se para a bailar unos
pasos de salsa.
En el pecho, luce un colgante
de oro en forma de trompeta, instrumento que para él es pareja de vida.
“Es mi novia; es mi alma, mi
vida, mi corazón”, dice mientras señala un maletín cercano donde guarda su
trompeta de plata, la misma que toca desde hace 61 años y con la que se deja
fotografiar durante la entrevista.
Su relación con la música
empezó a los 12 años, cuando el maestro de la banda municipal de su pueblo, la
localidad cubana de Ranchuelo, fue a la escuela a preguntar quién estaba
interesado en estudiar música.
“Yo fui uno de los que levanté
el brazo porque mi padre fue músico también”, relata. “Empecé a estudiar porque
siempre me gustó la música, de cuando oía tocar en la radio a las bandas
cubanas. Nací con el instinto de tocar mi música, desde el montuno, a la
guajira o el bolero”.
Con 19 años grabó su primer
disco, como componente del conjunto René Alvarez y Los Astros, y dos años más
tarde realizaba uno de sus sueños: tocar con la banda de Arsenio Rodríguez,
músico cubano al que se le atribuye haber sentado las bases de la salsa actual.
“Un día estábamos tocando con
René Alvarez en unos merenderos en La Habana”, recuerda Chocolate. “Arsenio
tocaba en un salón y nosotros estábamos en otro. Cuando Arsenio terminó de
tocar, vino donde estábamos, se paró frente al grupo y les dijo que me
presentara”.
“ ‘Muchacho, ¿tú quieres
empezar conmigo?’, me dijo. Yo di un brinco y dije: ‘Bueno, ¡ya!’ Ese era mi
delirio. Y al otro día empecé. Era mi sueño, yo tenía 21 años”, relata.
“Arsenio me enseñó a frasear, a hacer el fraseo como cantaba el cantante. Me
salvó que le gustaba a la gente lo poquito que yo hacía con mis solos”.
Así fue desarrollando su
carrera y sus habilidades improvisando piezas cubanas con la trompeta. Para él
improvisar es algo natural: “Es un don que da la naturaleza; es como un
cantante que sabe improvisar, eso no se puede escribir jamás en la vida. Eso es
el momento”.
Y añade: “Yo no puedo hacer un
doblaje mío. Aunque toque el mismo número, siempre lo toco diferente.
Dependiendo del clima, del público que hay, uno se siente de una manera u
otra”.
Además de tocar con Rodríguez,
Armenteros realizó otro de sus sueños: “Creé la banda más bailable de Cuba con
mi primo Beny Moré”.
Tras trabajar con Moré entre
1953 y 1956, pasaría a formar parte de la banda de la radio televisión cubana
CMQ. “Otro anhelo mío”, dice el músico.
Luego, Machito le ofreció
tocar con su orquesta en Nueva York, y así fue como dejó Cuba y se instaló en
esta ciudad en 1957, continuando con su prolífica carrera musical.
“Cuando he grabado sin
cantante le llaman a mi música Latin jazz porque es solo instrumental, pero es
música cubana”, apunta Armenteros, quien nunca más volvió a Cuba.
“Lo más, más, más grande de mi
vida fue cuando toqué con Arsenio, cuando logré hacer la mejor orquesta
bailable de Cuba, cuando llegué aquí [Estados Unidos] y toqué con la mejor
banda aquí, la de Machito, y cuando luego hice el grupo mío con cantantes hasta
que me cansé y dije que me iba a dedicar a grabar”, dice el artista, que desde
hace 25 años se dedica a tocar como invitado.
Una de sus colaboraciones más
recientes fue con el grupo neoyorquino Aurora y Zon del Barrio, cuyo próximo
disco, Zon de Chocolate, está dedicado al trompetista, quien interpreta un solo
en una de las canciones. A finales de agosto Armenteros también tiene previsto
viajar a San Francisco para participar en un homenaje a Arsenio.
La música todavía lo hace
sentirse como un niño, asegura Armenteros a sus 85 años.
“Con la trompeta siempre me
siento que estoy en el kindergarten. La música es tan extensa que todos los
días se aprende algo”.