"La
bamba" fue grabada para la película homónima de 1987 que firmó Luis Valdez
en 1987.
No
hay radio de rock en el planeta que no pinche "La bamba" de Los Lobos
cada pocos días, pero el fenomenal éxito con aquella versión de Ritchie Valens
ha llegado a ocultar, en parte, el enorme legado de una banda arrebatadoramente
original que ha sabido tener un pie en Estados Unidos y otro en México.
Con
casi medio siglo de historia a sus espaldas, Los Lobos sigue ignorando el paso
del tiempo y no resulta difícil encontrarles actuando en escenarios medianos en
EE.UU., de teatros a ferias veraniegas pasando por actos benéficos.
Tampoco
la pandemia les ha frenado por completo, ya que el 4 de julio, Día de la
Independencia de EE.UU., darán un concierto en formato "drive-in"
(como los autocines) en la ciudad californiana de Silverado.
“Solo
otra banda del este de Los Ángeles”
Entre
modesto y mentiroso, el eslogan de Los Lobos dice que son "solo otra banda
del este de Los Ángeles".
Pero
desde que comenzó en 1973, la formación de David Hidalgo, Louie Pérez, César
Rosas, Conrad Lozano y Steve Berlin se ha distinguido por haber llevado, con
mucho orgullo, la cultura chicana a todo el mundo.
Es
difícil entender Los Lobos sin tener en cuenta el contexto de East Los Angeles:
un barrio de inmigrantes latinos, de murales de inspiración mexicana, de
"lowriders", de tatuajes de tinta gris y negra, de movilizaciones
chicanas, de puestos de tacos en las esquinas, de fiestas con ritmos latinos, y
de violencia callejera por las pandillas.
Ahí
brotó la identidad de Los Lobos, que a partir del rock miraban a la cumbia, el
son jarocho, los corridos, los boleros, el country, el rhythm and blues...
...y
que con "La bamba", grabada para la película homónima de 1987 que
firmó Luis Valdez (1987), tocaron el cielo sin esperarlo.
"Nos
imaginábamos que el menos más gente sabría de Ritchie Valens", dijo Lozano
en el libro "Los Lobos - Dream in Blue" (2015) de Chris Morris.
"Porque,
sabes, nada bueno había salido en lo que estuviera involucrado un mexicano como
director o productor", ironizó.
Admiradores
selectos
Un
grupo no solo se mide por sus ventas o popularidad sino también por los fans
que tiene entre sus compañeros músicos.
Y
Los Lobos puede presumir de tener admiradores muy selectos.
"Son
chefs magistrales creando nueva cocina. A veces suenan como si estuvieran
tratando de recrear los sonidos que han escuchado en todas las habitaciones en
las que han vivido", aseguró Tom Waits.
"Los
Lobos suenan mejor en una feria en un descampado con generadores eléctricos
gimiendo como tractores y los ruidos de los juegos recreativos. Son músicos
consumados y te puedes nutrir de escucharles y de aprender de ellos. No son
como nada: son Los Lobos", añadió.
Una
parte fundamental de la leyenda de Los Lobos se asienta sobre su directo, y, a
lo largo de su carrera, han acompañado de gira a artistas como Bob Dylan,
Grateful Dead, Neil Young o U2.
Aunque
no todos sus encuentros con estrellas han sido de color de rosa: su breve y
conflictiva participación en "Graceland" (1986) acabó con Los Lobos
atacando a Paul Simon por no citarles como compositores en "All Around the
World or the Myth of Fingerprints".
¿Por
dónde empezar?
No
es fácil bucear en un grupo con tantos discos y que casi siempre se ha sentido
más cómodo en segunda fila que ante los grandes focos, así que aquí van unas
pistas para sumergirse de cabeza en Los Lobos más allá de "La bamba".
"How
Will the Wolf Survive?" (1984), ya tras una década de trayectoria, es
probablemente el primer gran triunfo de Los Lobos, aunque en general se
considera que su obra maestra es "Kiko" (1992).
La
imagen más tradicional y folclórica de la banda aparece en "La pistola y
el corazón" (1988), mientras que el rostro más sombrío y melancólico de
Los Lobos se deja ver en "The Town and The City" (2006).
Una
curiosidad de su discografía que también merece la pena es "The Ride"
(2004), un álbum en el que se rodearon de invitados de lujo como Café Tacvba,
Rubén Blades, Mavis Staples, Tom Waits, Elvis Costello o Richard Thompson.
Y
si uno no tiene la suerte de poder verlos en directo, siempre puede hacerse una
idea de la magia de Los Lobos sobre el escenario con un disco en vivo como
“Live at the Fillmore” (2005).
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