jueves, 9 de agosto de 2012

VARELA hace una fiesta en su cielo de TAMBORES.


Jairo Varela Martínez (9 de diciembre de 1949, Quibdó, Colombia - 8 de agosto de 2012, Cali, Colombia) fue un músico colombiano, cantante, director y compositor de la orquesta colombiana de salsa Grupo Niche.

Nació en un hogar formado por el comerciante antioqueño Pedro Antonio Varela Restrepo y la escritora y poetisa chocoana Teresa de Jesús Martínez Arce.

Su primer contacto con la música se produce a los ocho años de edad, en el barrio Roma de Quibdó en donde conformó la agrupación "La Timba". La infancia, la pubertad, la adolescencia y parte de su vida adulta, transcurrieron en Quibdó, su pueblo natal, al que le ha cantado en tantas oportunidades. Hacia la década de los 70, con su madre y su familia, Varela decide cambiar de ambiente y se traslada a Bogotá.

Sus primeras composiciones fueron "Difícil" y "Atrato Viajero" , ésta última la grabó en tercer disco de Niche en Nueva York bajo el nombre de "Atrateño", con relativo éxito. Posteriormente funda el Grupo Niche, orquesta que hasta el momento ha llegado a ser ícono en su país, Colombia.

El maestro Varela, junto con el maestro "Fruko", posicionaron la salsa colombiana durante los años 80 y 90 en el exterior, siendo estos dos los artífices de una época de ascenso de la musica colombiana.


A Jairo Varela le hicieron mil homenajes. Seguramente tendrían que haber sido muchos más, por su aporte a la música y por ponerle el apellido criollo a un estilo que se escuchaba en el territorio nacional, pero cuya producción interior era casi nula. Sin embargo, en su memoria, y así lo manifestó hace un par de años, uno de los más significativos fue el que le hizo su compatriota Yuri Buenaventura durante la celebración del Bicentenario de la Independencia.
En ese momento, el salsero colombiano, radicado desde hace varias temporadas en Francia, realizó un recorrido por los temas más importantes del Grupo Niche. Antes de comenzar a cantar, casi con lágrimas recorriéndole el rostro, comentó que esperaba estar a la altura del compromiso que tenía de imprimirle su voz a esas canciones que resumen la cotidianidad de una región y el sentimiento colectivo de un país.

Tenía razón Buenaventura al sentir tal emoción, y también tenía razón Varela al dejarse conmover porque, al parecer, ni él mismo se había dado cuenta de lo que representaban sus composiciones para el pueblo colombiano hasta ese día, cuando fue uno de los maestro homenajeados durante una extensa jornada musical.

Ni el hecho de haber puesto a su natal Quibdó, Chocó, en el espectro mundial como cuna de compositores de casta, ni la misma condición de liderazgo que lo llevó a estar al frente de La Timba, su primera agrupación, y del Grupo Niche, su colectivo de siempre, fueron prueba suficiente para que él confirmara su relevancia artística.

A finales de la década de los ochenta, cuando Colombia tenía la cabeza puesta en otros sonidos, Varela creó, diseñó y publicó el trabajo Me huele a matrimonio, con el que el grupo, una suerte de big band de los ritmos latinos, comenzó con pie derecho su historia dentro del mercado discográfico. Lo que vino después fue el resultado de una gesta musical impresionante que incluye nombres como Sutil y contundente, Llegando al 100%, Huellas del pasado y Cielo de tambores, un registro que marcó el rumbo de lo que se escuchaba en el mundo en materia de salsa.

Ese álbum incluso estuvo en el listado de los diez discos más importantes en la historia de la música popular colombiana. Sin embargo, Jairo Valera tampoco se creyó el cuento y siguió haciendo, como dice una de sus creaciones, lo que le indicaba el corazón.

Con ese sonido fuerte, arriba, con la campana inconfundible del Grupo Niche, Colombia casi que debutó en el Madison Square Garden y fue protagonista en la película Salsa, en la que aparecían las figuras más importantes del firmamento salsero. El país estuvo ahí, de la mano de Jairo Varela, marcando como siempre la pauta de las posibilidades de la música latina.

Después, el sonido del Grupo Niche cambió, se volvió más acompasado, lo que fue una respuesta a un movimiento musical que intentaba conquistar los oídos femeninos, luego de tener en el bolsillo al público masculino. Eso no sólo pasó con la agrupación caleña, fue un fenómeno general que se mantiene hasta la actualidad.

Jairo Varela es el retrato de buena parte de las manifestaciones sonoras de la actualidad. Él fue el Grupo Niche, contó con los mejores cantantes (Tito Gómez, Charlie Cardona, Javier Vásquez y Willie García, entre muchos otros). Pero lo vital en este experimento no eran los que se paraban al frente, lo realmente importante era el proceso de concepción, y en ese laboratorio el único que tenía la fórmula era él. De ahí que Guayacán, Son de Cali, Calambuco, La 33 y muchas agrupaciones más tengan que hacer salsa mirando en el retrovisor a Jairo Varela.


“No le tengo miedo a la muerte, sino al momento de la muerte. Hace rato repito una frase que no sé de quién es y dice: ‘Lucho todos los días contra la vida porque el día que me enfrente a la muerte, sé que la llevo perdida’”, comentó Varela a la revista Don Juan. El momento llegó en el baño de su apartamento, en el sur de Cali. Las investigaciones hablan de un infarto, y mientras se determinan las causas de su deceso, el espíritu de Varela hace una fiesta en su cielo de tambores.





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